Las farmacias de la provincia de Alicante tienen en estos momentos problemas de suministro con 382 medicamentos, una cifra que los boticarios consideran inusualmente elevada.

Algunos de estos medicamentos son de uso muy común, como el Adiro. Este fármaco es un potente antiagregante plaquetario, indicado para enfermos que han sufrido infarto de miocardio o angina de pecho y también accidentes cerebrovasculares, como ictus. También está indicado para pacientes que han sido intervenidos de corazón, por ejemplo para un cateterismo. En concreto, de este medicamento falta la presentación de 300 y 100 miligramos, según se detalla en la página web de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, dependiente del Ministerio de Sanidad. En esta misma web se indica que «se está realizando una distribución controlada al existir unidades limitadas». Farmacéuticos consultados por este periódico señalan que el laboratorio que fabrica este medicamento achaca el desabastecimiento a trabajos de reforma en la planta de fabricación ubicada en Alemania.

Otro medicamento de uso muy frecuente que falta en las farmacias es el Nolotil, tanto en cápsulas de 575 miligramos, como en la modalidad inyectable. Este popular medicamento se emplea para el tratamiento del dolor, normalmente de grado elevado tras una operación quirúrgica o de origen traumático. También se suele prescribir a enfermos que sufren cólicos o sirve para paliar el dolor en enfermos oncológicos. Además, se emplea para tratar la fiebre alta que no responde a otros fármacos. En el caso de este medicamentos el problema tiene su origen en la fabricación de su principio activo, el metamizol.

Los fármacos que contienen el principio activo valsartán también siguen siendo un quebradero de cabeza en las boticas de la provincia. El Ministerio de Sanidad ha ordenado en los últimos meses la retirada de centenares de medicamentos que contienen el principio este principio activo, recetados para controlar la hipertensión. Una alerta que se desencadenó al hallar en su principio activo una impureza que podría producir cáncer y que, a juicio de muchos farmacéuticos, ha sido desmesurada. «Al comer una tostada un poco quemada ingerimos más partículas cancerígeneas que con alguno de estos medicamentos que por otro lado llevan un control muy exahustivo». Pese a que los primeros lotes fueron retirados antes de verano, la situación aún no se ha normalizado en las farmacias.

Aunque la mayor parte de los medicamentos que faltan se pueden suplir con genéricos, los farmacéuticos señalan que esta situación supone un quebradero de cabeza para los pacientes, que en algunos casos además son reacios a suplir el medicamento de marca por otro genérico. «Nosotros no podemos cambiar el medicamento así como así, toca volver a mandar al enfermo a su médico de familia para que le cambie la prescripción», explicaba estos días Fe Ballestero, presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Alicante. Una solución a este ir y venir al centro de salud, «sería que a través de la receta electrónica pudiéramos contactar con los médicos de familia para poder hacer el cambio de manera automática. Pero llevamos ya varios años pidiéndolo y no nos hacen caso».

Las causas de esta enorme lista de faltas son muy variadas, según explican farmacéuticos consultados por este diario. Desde la escasez de materia prima o principio activo, problemas en las plantas de producción de los laboratorios o incluso errores en los prospectos o en el empaquetado de los fármacos. Otros farmacéuticos, que prefieren no dar su nombre, achacan esta situación a los bajos precios de los medicamentos en España. «Las bajadas continuas que impone el Ministerio de Sanidad hacen que los precios de los fármacos sean muy baratos en España, por lo que muchos laboratorios prefieren comprometer su producción con otros países de Europa en los que los precios de estos mismos medicamentos son mucho más elevados».