4.645 personas han firmado ya una petición a través de Cahnge.org para exigir a la Conselleria de Sanidad que se impugne la oposición para auxiliar de efermería celebrada el pasado domingo en la Universidad de Alicante y a la que se presentaron 7.200 personas para 626 plazas.

La impulsora de esta iniciativa alega en primer lugar la masificación de las aulas en las que se desarrolló la prueba. "Los opositores chocábamos codo con codo, lo que permitía de forma totalmente cómoda mirar los exámenes contiguos, copiar y hablar".

También que se permitiera el uso de teléfonos móviles en el aula con conexión a internet, relojes inteligentes y diversas formas de buscar las respuestas del examen.

Otro de los argumentos para solicitar la impugnación de la oposición es que se permitieron durante el desarrollo del examen salidas al baño sin supervisión, "lo que permitió a las personas que lo hicieron, una manera más de buscar respuestas al examen".

Por último, se hace referencia a la calidad de las preguntas de la oposición. "Muchas son de respuesta ambigua, preguntas que no tienen especificación concreta, respuestas en la corrección que no es la correcta, pregunta de otros temarios que no estaban dentro de los específicamente señalados en la instancia correspondiente, temarios que no son de la categoría de auxiliares de enfermería y un sin fin más de objeciones a preguntas mal formuladas".

Pese a las irregularidades denunciadas por decenas de opositores en internet y redes sociales, la Conselleria de Sanidad niega que haya habido irregularidades en el desarrollo del examen. A preguntas de este diario, la conselleria sostiene que una vez leídas las instrucciones al inicio de la oposición, «los teléfonos quedaron debidamente silenciados con anterioridad a la entrega del cuestionario de preguntas».

Respecto al hacinamiento, Sanidad señala que la contratación de las aulas se realiza con antelación a la publicación de los listados definitivos y que este año «se ha producido un incremento de participación, en relación con las pruebas de años anteriores, superando todas las previsiones realizadas en base a la experiencia previa». En este sentido, Sanidad reconoce que en algunas aulas «el espacio resultó ajustado». Sin embargo, el departamento de Ana Barceló defiende que el desarollo de la prueba «no contó con ninguna incidencia significativa».

También niegan que salieran opositores al baño sin acompañamiento, con el argumento de que cada aula estaba vigilada por cuatro personas para este tipo de situaciones