La Agencia Estatal de Meteorología ha retirado para hoy todas las alertas por lluvias en la Comunidad Valenciana por lo que se espera que hoy vuelve a ser un día de verano con máximas de 28 grados en Alicante, pero con un alto grado de humedad por lo que sigue la sensación de bochorno. Continúa, no obstante, la inestabilidad en las capas altas de la atmósfera por lo que tampoco se descarta pudiera caer alguna llovizna en el interior, sobre todo por la tarde. En Alicante, a punto de cerrar septiembre se han recogido 180 litros de lluvia por metro cuadrado en lo que va de año, la mitad de lo normal, por lo que si no llueve en el otoño se cerrará el cuarto año consecutivo de sequía.

Un informe de la organización ecologista Greenpeace sobre la situación en la que se encuentra la costa de la provincia tras el feroz proceso urbanizador experimentado en los últimos 30 años (1987-2017) advierte que la fuerte ocupación de la franja costera con urbanizaciones ha acabado con miles de hectáreas de zonas verdes, lo que influye directamente en la disminución de las lluvias, en concreto un 7,3%.

El 28,5% de la franja costera de Alicante no produce, según Greenpeace, ningún bien ni servicio ambiental a la población por haberse deteriorado debido a la urbanización del territorio, que ha sumado 20.636 nuevas hectáreas artificiales desde 1987. Las playas que tienen más del 80% de su línea interior urbanizadas, la intensa transformación de la costa alicantina se debe a la construcción residencial-turística.

Esta presión del cemento afecta a casi todos los servicios ambientales. La reducción de la superficie destinada a la producción de alimentos disminuye la capacidad de autoabastecimiento debido a la pérdida de cultivos y pastizales. Asimismo, se pierde biodiversidad local debido al deterioro de los hábitats naturales en una zona especialmente interesante para la biodiversidad mundial (sudeste de la península ibérica). También aumenta el riesgo de erosión debido a la expansión de suelo desprovisto de la protección de la vegetación, lo que también contribuye a la reducción de la capacidad de generar lluvias. La merma de la vegetación de la ribera de los ríos y otros cauces aumenta el riesgo de inundación derivada de lluvias torrenciales, muy abundantes en esta zona del mediterráneo.

La superficie vegetal que favorece la generación de lluvias en la costa de Alicante se ha reducido en un 7,3% en los últimos treinta años. Esto es debido a la pérdida de más 5.500 hectáreas forestales, y a pesar del incremento de la cobertura de matorral, la cual procede en gran medida de la transformación de antiguos pastizales. La principal pérdida forestal se localiza en las inmediaciones del Benidorm.

La radiografía de la costa que arroja el informe es preocupante. El impacto humano sobre esta franja de diez kilómetros de costa es enorme. Las causas son básicamente dos: la expansión del cemento y los grandes incendios forestales. La destrucción de los ecosistemas por urbanización y grandes incendios forestales ha aumentado un 120% en los últimos 30 años, provocando la degradación de un 14,1% de la costa española. La expansión del ladrillo y del hormigón (para la construcción de viviendas, infraestructuras y zonas pavimentadas), es la responsable principal de dicha degradación, que ha pasado de ocupar 240.000 a 530.000 hectáreas y que representa un 13,1% de la degradación total.

Por su lado, las superficies quemadas representan el 1,0% restante, las cuales pueden revegetarse o pueden sufrir procesos erosivos del suelo más difícilmente reversibles, dependiendo de factores como la orografía, la cercanía a otras masas forestales o los planes de recuperación. La tasa de ocupación del suelo por cemento y hormigón para el conjunto de toda la superficie española, no sólo de costa, es de apenas un 2% (aunque también se ha duplicado desde 1987). Además, la degradación del suelo varía entre diferentes regiones costeras, se concentra mucho en determinadas zonas de la costa, especialmente en el Mediterráneo y Atlántico sur, donde alcanza un valor del 17,4%, y dentro de esta zona en determinadas provincias como Málaga (26,2%), Alicante (28,5%) y Barcelona, que paga el precio de alojar la segunda mayor conurbación del estado con un aterrador 40,9%.

Tampoco dentro de cada provincia se distribuye este efecto por igual, si se elimina de los cálculos la superficie protegida, el valor de degradación para toda la costa se va al 18%. Además, la transformación es más intensa cuanto más cerca nos encontramos del mar, el 36,5% de la línea de playa de España está urbanizada, más de un tercio de los ecosistemas colindantes con las playas han sido destruidos por la acción humana.