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Del fondo del mar a Nueva York

Una arqueóloga alicantina exhibe en EE UU 800 piezas rescatadas de un pecio otomano del siglo XIX

Del fondo del mar a Nueva York

Once años lleva la arqueóloga alicantina Berta Lledó rescatando del fondo del mar y estudiando los objetos con los que se hundió en 1890 la fragata otomana Ertugrul frente a las costas de Japón. El barco fue arrastrado por un tifón cuando regresaba a su país tras una misión diplomática para estrechar lazos entre ambos países.

800 de estas piezas forman parte de la exposición que el próximo mes de noviembre viajará a Nueva York con el objetivo de dar a conocer al otro lado del Atlántico la historia de este naufragio, del que solo se salvaron 69 de los 609 tripulantes.

La muestra, que se exhibirá del 26 al 29 de noviembre en la Nippon Gallery de Nueva York, ya ha recorrido una docena de museos de Turquía y Japón, «pero es la primera vez que sale de estos dos países», explica Lledó. Además, de manera paralela, en el Carnegie Hall de la ciudad se interpretará el día 29 de noviembre la sinfonía que un compositor japonés escribió en 2007 inspirándose en la historia de este naufragio.

Durante las sucesivas campañas arqueológicas se han rescatado 8.000 piezas de los restos del Ertugrul. El grueso del cargamento que portaba el barco, sobre todo el dinero o las armas, ya fueron sacado del mar tras el naufragio, gracias a un acuerdo alcanzado entre los gobiernos japonés y otomano. El armazón del barco fue vendido como chatarra para pagar los costes de estos trabajos de recuperación. Por tanto, los objetos salvados por Berta Lledó y su equipo «no tienen gran valor material, pero sí arqueológico». Objetos que sobre todo hablan de la vida de la tripulación del barco. «Hemos hallado muchas piezas de porcelana, que los tripulantes habían adquirido en Japón y llevaban de regreso a su país». Pisapapeles, botones de los oficiales, una olla gigante, botellas de perfume y piezas de instrumentos procedentes de la banda de música que viajaba en el barco son otras de las piezas sacadas del mar. Además de las campañas arqueológicas, todos estos años han sido de una enorme labor de investigación. El equipo de arqueólogos se ha tenido que empapar, por ejemplo, de manuales de rifles de la época para poder determinar el origen de algunas piezas halladas. En la localidad donde se hundió el barco, se ha abierto un museo y un laboratorio en el que las piezas son minuciosamente limpiadas y documentadas.

Sobre la historia de esta fragata y la recuperación de sus restos basó Berta Lledó su tesis doctoral, leída en la Universidad de Alicante en 2016.

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