Miguel Ángel Redondo, el ahora exasesor del gobierno local del PP vinculado a la tránsfuga Nerea Belmonte, intentó ayer, por todos los medios, no ser captado en su visita a la Audiencia Provincial, a donde llegó a primera hora de la mañana tras ser citado a declarar por el fiscal José Llor, que investiga la denuncia de la oposición municipal por la posible relación entre su contratación como personal de confianza del ejecutivo municipal del PP y su vínculo con la edil Belmonte, quien con su voto en blanco en el pleno de investidura del mes de abril permitió la llegada de Luis Barcala (PP) a la Alcaldía.

Redondo, vestido con camisa de manga larga y pantalones cortos, llegó al edificio judicial un cuarto de hora antes de las 10 de la mañana. Lo hizo junto a una persona que colaboró en su intento de no ser captado con las cámaras. De hecho, a escasos metros de la puerta, tras detectar al fotógrafo de este diario, Redondo se escondió tras uno de los pilares situados a la entrada del edificio. Con ese movimiento intentó ganar tiempo para que su acompañante abriese la puerta principal de la Audiencia Provincial y entrar así a la carrera, tapándose la cara con el brazo izquierdo para no ser retratado.

Dos horas y media después de su entrada, el exasesor del PP reclamó un privilegio: salir por una puerta trasera, en un intento de evitar las cámaras. La petición, atendida en la Audiencia, le permitió abandonar el edificio por un lateral, el destinado habitualmente a los presos que salen directamente en furgón policial.