Los insectos insectostienen tirón. La firma de inversión española con sede en Madrid Moira Capital Partners desembarca en la provincia con una inversión de 16 millones de euros en BioFlyTech, la empresa del parque científico de la Universidad de Alicante especializada en la cría artificial controlada de insectos para su conversión en proteínas y grasas de alta calidad.

BioFlyTech cuenta con un conocimiento de cría artificial de insectos adquirido tras más de 20 años de investigación. Fundada en 2012 por el profesor de la UA Santos Rojo y su equipo de investigación, recibe así el apoyo necesario para convertirse en el mayor productor español de proteínas de insecto que, conforme a la normativa vigente, estarán dirigidas a convertirse en un ingrediente esencial de los piensos para peces de piscifactorías, sustituyendo o complementando las hasta ahora difícilmente sustituibles harinas de pescado.

La firma de capital riesgo se dedica a invertir en empresas punteras en sectores innovadores, pero no relacionados con el mundo de la investigación. No obstante, el atractivo y la apuesta de futuro que supone el proyecto de la UA le llevó a dar el paso.

De hecho, BioFlyTech espera alcanzar unas ventas aproximadas de unos 40 millones de euros en 2024 y el objetivo es convertirla en una de las mayores compañías europeas de producción industrial de insectos.

Moira Capital, liderada por Javier Loizaga, aportará, en una primera fase, seis millones de euros a BioFlyTech para construir y poner en marcha la mayor planta en España de producción industrial de insectos que tiene prevista una producción de casi mil toneladas anuales de proteína de insecto. Además, la planta tendrá una capacidad de procesamiento de unas 9.000 toneladas de residuos vegetales.

Tras esta primera fase, la firma realizará una segunda ampliación de capital de 10 millones de euros, con la que, en 2019, Moira alcanzará el 80% del capital de BioFlyTech, con el objetivo de invertir en la construcción de nuevas plantas industriales e instalaciones de cría de larvas.

Esto permitirá, en un plazo de seis años, la producción de más de 20.000 toneladas de proteína y de 5.000 toneladas de grasa animal de alta calidad.

Su destino principal será su utilización en acuicultura, contando así con un nuevo ingrediente cuya trazabilidad, homogeneidad y alto contenido proteico son muy valorados.

Piscifactorías

El mercado de las piscifactorías supone a día de hoy más del 50% del pescado consumido a nivel mundial y tiene en las harinas de pescado de sus dietas un factor limitativo por su creciente escasez, volatilidad, decreciente calidad y coste.

Rojo, entomólogo e impulsor del proyecto, afirmó ayer que hay tres grupos de insectos para alimentación animal: escarabajos, grillos y saltamontes, y moscas, «y nosotros apostamos por estas últimas porque son las que están más cerca de poder producirse a escala industrial».

Sobre el momento en que los humanos pasemos a degustar insectos, Rojo fue muy claro: «La comida es cultura, se pueden comer muchos insectos, ya estamos preparados para ello, llegarán pronto por obligación a nuestra dieta».

El profesor aseguró que la apuesta de Moira supone un salto «cualitativo, nunca pensé que BioFlyTech se desarrollaría con una empresa española, siempre pensé que sería con una europea. Hemos tenido dificultades con grupos de inversión, pero ahora la situación es distinta».

Por su parte, Loizaga sostuvo que se trata de una oportunidad de inversión «única en el emergente sector de las harinas proteicas y grasas a partir de insectos, llamado a ser clave en la alimentación animal del futuro».

Según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación, se prevé que en el año 2050 el planeta albergue al menos 9.500 millones de habitantes, una densidad poblacional desconocida que enfrentará al mundo a nuevos retos en nuestro sistema de alimentación basado en la agricultura, acuicultura y ganadería terrestre.

Esto ha hecho que la producción masiva de insectos se plantee como una nueva forma de ganadería innovadora, con capacidad para proporcionar los ingredientes esenciales para la nutrición animal tradicional, y así hacer frente a las ingentes necesidades de proteína animal que harán falta en el planeta.

«Entre las ventajas que tiene la tecnología que propone BioFlyTech está la transformación de residuos y subproductos de la industria agroalimentaria en una nueva fuente de proteínas», resumió Santos Rojo.