Las aguas bajan revueltas ante el inminente arranque del curso escolar. Prueba de ello es que la Confederación Gonzalo Anaya de padres y madres de alumnos (Ampa) de la Comunidad Valenciana ha levantado la voz para expresar su preocupación por todas las cuestiones que le inquietan.

Entre ellas se encuentran los barracones, la educación concertada o el amianto, pero por encima de todos estos asuntos aparece la polémica levantada después de la que la Conselleria de Educación eligiera este verano a dos colegios de la provincia de Castellón para que impartan clases de islam islam, una iniciativa que está estudiando extender a otros municipios como Crevillent.

La confederación dejó patente ayer, en un acto celebrado en el colegio Reyes Católicos de Elche, su oposición frontal a que se impartan clases de cualquier religión en las aulas valencianas. El propósito contra este tipo de enseñanzas es firme, como dejó patente el presidente de la Gonzalo Anaya, Txomin Angós, durante su intervención: «Hay un hecho real que es que se va a impartir religión islámica. Nosotros abogamos por la desaparición de las clases de cualquier confesión de los colegios. Entendemos que hay iglesias, sinagogas y mezquitas para que las familias, de forma privada, recen a sus dioses».

La apuesta de las madres y padres valencianos que forman parte de esta confederación va más allá y no se queda sólo en el objetivo de abolir las clases de religión. Consideran que esta cuestión atañe a todos los asuntos que forman parte de la vida de los alumnos en los centros académicos.

Por este motivo, también pretenden que en los comedores escolares no se preparen menús especiales en función de las creencias de la familia de cada niño. «Aunque nos tilden de extremistas, también queremos que no haya comidas a la carta. Estamos abriendo la puerta para que se clasifique a los niños en función de lo que comen», añadió el presidente, que cree que los menús sólo deben alterarse por cuestiones médicas tras la aprobación de un facultativo.

Ni velos ni turbantes

Otra de las peticiones que hizo públicas ayer Angós en relación con la religión y el choque cultural que se vive en las aulas apunta en la dirección de las «cabezas descubiertas». «No queremos ni viseras yanquis ni velos ni turbantes. Los niños vienen a los colegios a adquirir cultura y educación, no a trasladar los problemas de sus padres», añadió durante su comparecencia en el ilicitano Reyes Católicos.

Más allá de este asunto, el más candente en estos momentos, las Ampas que forman parte de esta confederación (Fampa de Castellón Penyagolosa, Fampa de València y Fampa de Alicante Enric Valor) reivindican la educación pública y rechazan las escuela concertadas, al mismo tiempo que quieren acabar con la Lomce. «No entendemos que se destine dinero público a empresas privadas cuyo fin es ganar dinero y obtener beneficios», apostilló el propio Angós.

Otro de los asuntos que se puso sobre la mesa fue el de la estabilidad del profesorado, motivo por el que exigieron garantías a la Conselleria de Educación para que las plantillas de docentes encuentren una estabilidad en los centros y, de esta manera, se puedan consolidar muchos de los proyectos que se ponen en marcha cada septiembre y que no van más allá del mes de junio del siguiente año. Las Ampas realizan esta petición en base a los informes que aseguran que el continuo cambio de profesores de un centro a otro provoca una ralentización de la enseñanza.

Barracones

En el caso de los barracones, la confederación lleva más de una década exigiendo la retirada de las aulas prefabricadas en los centros educativos. Por este motivo, valoran positivamente la puesta en marcha del Plan Edificant, mediante el que se han conseguido muchas mejoras, a su juicio, en las infraestructuras educativas a través de los Ayuntamientos. Aún así, las madres y padres valencianos consideran que no se ha avanzado a un ritmo suficiente como para garantizar una educación pública con la calidad deseada.

Sobre el amianto, los datos que maneja la confederación señalan que en València hay 38 centros que mantienen el peligroso material y que decenas de colegios de Alicante van a iniciar el curso en estas condiciones. Todo esto pese a las exigencias de la Unión Europea para su eliminación por los problemas de salud que causa.

Profesorado con competencias, menos rotaciones, rechazo total a la Lomce y los barracones, la problemática del amianto, una escuela pública inclusiva, coeducación en las aulas y laicidad son los principales temas que en estos momentos preocupan a los padres y madres que forman parte de una Confederación Gonzalo Anaya que representa a 1.110 Ampas de la escuela pública de la Comunidad Valenciana.