Ha trabajado sin parar en la sanidad pública desde que aprobó con un 6,9 las anteriores oposiciones para técnicos de radiodiagnóstico. En los exámenes más recientes, por los que la Conselleria de Sanidad ha recibido un aluvión de quejas, ha sacado apenas un 2,3. M. J. H. G., que prefiere mantenerse en el anonimato, asegura que «esta vez vi el ejercicio tan complicado que cuando dijeron que quedaban 15 minutos para acabar, y de 70 preguntas solo llevaba 33, me arriesgué porque si no, no podía aprobar, y las contesté como pude».

Lo malo es que cada respuesta incorrecta le ha penalizado y ha acabado suspendiendo, igual que el 92% de cuantos se presentaron, algo más de 2.000 personas.

«Si hay tanto suspenso será por algo. Deberían revisarlo y eso es lo que estamos pidiendo todos en nuestras quejas». En su caso, ha presentado incluso un recurso de alzada a través de la sección sindical Intersindical Salut de Alicante. El 8 de agosto era el último día de plazo y la conselleria dispone de hasta tres meses para contestar.

Complejidad

Los afectados alegan, además de la complejidad del examen, el hecho de que entre los pocos aprobados figuren personas con algún tipo de relación con el presidente de las pruebas. «Si habrá sido difícil que por encima del 6 hay solo cinco personas, todas ellas allegadas al presidente. Es mucha casualidad», se lamenta M. J. H. G.

De las 14 preguntas que se impugnaron inicialmente, los aspirantes lograron que Sanidad eliminara 3. «La queja ha sido masiva pero no tenemos muchas esperanzas porque por silencio administrativo pueden dejarlo como está», se lamenta este opositor.

En su caso, como en Sanidad no suman los puntos de oposiciones anteriores como sucede en Educación, sino que puntúa la última nota para la bolsa «al menos me quitan 11 puntos cuando la actualicen, de 14 que tenía, y me veo en la calle a mis 53 años. No me presenté a probar suerte. Lo preparé con esfuerzo y dinero».