Los suicidios dejan cada año en la provincia de Alicante más personas fallecidas que los accidentes de tráfico. En 2016 -último año contabilizado por el Instituto Nacional de Estadística- fueron 145, seis más que el año anterior, mientras que en la carretera la cifra fue de 40.

Y es que el número de personas que decide quitarse la vida ha ido en aumento en paralelo al recrudecimiento de la situación social por la crisis. En el año 2000 morían en Alicante por esta causa 112 personas. La provincia tiene, además, la mayor tasa de suicidio de la Comunidad Valenciana, 7,9 fallecimientos por cada 100.000 habitantes. Muertes que en muchas ocasiones se podían haber prevenido.

Con este fin, y ante el paulatino aumento de casos, la Conselleria de Sanidad ha puesto en marcha el denominado código suicidio, que se acaba de implantar en seis departamentos de salud de la provincia de Alicante: el Hospital de Sant Joan, el General de Alicante, el General de Elche, Dénia, Alcoy y la Marina Baixa.

La principal novedad de este código es que a los profesionales, especialmente a los médicos y enfermeros que trabajan en los centros de salud, se les ha proporcionado una herramienta para que, en caso de que detecten a un paciente del que sospechan tiene una idea de quitarse la vida, «puedan medir el nivel de riesgo a través de una escala objetiva», según explica Vicente Elvira, responsable del servicio de Psiquiatría del Hospital de Sant Joan, donde acaba de echar a andar el código suicidio.

Si el riesgo es muy elevado, al paciente se le deriva directamente a Urgencias o a Psiquiatría del hospital. El resto de casos son enviados a las Unidades de Salud Mental de los centros de salud, «donde el paciente tiene que ser atendido entre 24 y 72 horas como máximo, en caso de que la alerta se dé un viernes».

Para ello, los médicos de familia «tienen acceso directo a las agendas de los psicólogos y psiquiatras de las Unidades de Salud Mental». En caso de no tener centro de salud asignado, añade Vicente Elvira, «al paciente se le envía directamente a Urgencias y en el caso de los niños a las unidades infantiles».

Hasta el momento, los médicos y enfermeros «carecían de una herramienta para evaluar el riesgo real de que un paciente se quitara la vida». En el caso del Hospital de Sant Joan, los profesionales del servicio de Psiquiatría han estado visitando los centros de salud con el objetivo de explicar al personal sanitario cómo funciona esta escala de riesgo.

Seguimiento telefónico

Además de la prevención, según destacan desde la Conselleria de Sanidad, el plan incluye un seguimiento telefónico de los casos que se detecten por parte de las Unidades de Salud Mental después de un mes, a los tres meses, a los seis meses y al año, para comprobar la situación del paciente.

«También se va a poner en marcha una página web y un buzón de sugerencias para que aquellas personas que tengan a un familiar o a un amigo en esta situación puedan contactar con los profesionales y solicitar ayuda o consejo», explica Elvira.

En el departamento del Hospital de Sant Joan estas acciones se completarán con talleres dirigidos a los familiares de personas que se han quitado la vida y que tienen dificultades para afrontar el duelo que generan estas muertes.

«Además del estigma que aún rodea al suicidio, los familiares no dejan de repetirse que se podía haber evitado, por lo que inevitablemente surge la culpa», explica el responsable de Psiquiatría del Hospital de Sant Joan.

Estos talleres comenzarán a funcionar a partir de septiembre y para ello el hospital contará con la colaboración de la recién creada Asociación de Apoyo y Prevención del Suicidio.