El Colegio de Veterinarios (Icoval) estima que a final de año se habrá intervenido a cerca de 10.000 gatos callejeros dentro del III Plan de Esterilización Felina promovido por la Diputación de Alicante. Pese a que, en muchos casos, su estado de salud y nutricional no es el más adecuado, hasta la fecha, sólo 55 felinos -menos del 1%- habrán tenido que ser eutanasiados bajo los criterios de ´punto final´ fijados por Icoval, que sólo permite esta opción cuando el veterinario prevea que el estado de salud del animal le vaya a provocar un desenlace fatal con grave sufrimiento o por el riesgo de transmisión de enfermedades graves a la colonia tras su suelta, explican desde el colegio.
Tanto por su continuidad en el tiempo como por el presupuesto acumulado en este trienio -613.000 euros- así como por las cifras de las cirugías realizadas y el número de municipios participantes -88 en 2016 y 2017, más los que se sumen en 2018 (aún en tramitación)- este proyecto de control sanitario y poblacional es el más ambicioso llevado a cabo en España, aseguran las mismas fuentes.
"Este modelo de colaboración público-privado, con la financiación de la Diputación y el trabajo profesional de las clínicas alicantinas, es ya una referencia", explica el presidente de Icoval, Gonzalo Moreno del Val, quien contrasta tal modo de proceder con las acciones "aisladas conocidas hasta el momento, basadas en el voluntarismo y, en demasiadas ocasiones, impulsadas desde la precariedad de medios y la falta de condiciones higiénico-sanitarias, con prácticas dudosas que no garantizan el bienestar de los animales".
Estas campañas se llevan a cabo gracias a la financiación de la corporación provincial, bajo la responsabilidad y gestión de los ayuntamientos que lo solicitan y con la colaboración de Icoval y de los veterinarios clínicos de la provincia.
Junto a ello, la entidad colegial tiene suscritos convenios con los consistorios que así lo soliciten (hasta 55 en 2018) para, más allá de las esterilizaciones, hacerse cargo de la desparasitación de los felinos. A este respecto, el presidente de Icoval señala que "más allá del necesario control poblacional, nuestro compromiso como profesionales sanitarios es el de velar también por la salud humana limitando los riesgos de transmisión de enfermedades animales a las personas".
Para Icoval una de las claves del éxito del programa es haber mantenido estos tres años una dotación y que no han variado las ayudas abonadas por intervención: 35 euros para la esterilización de machos y 70 para la de hembras (más IVA).
"Los veterinarios están poniendo de su parte, son cantidades que no cubren todos los costes pero que sí han permitido una correcta planificación en los quirófanos. El bienestar de los felinos es prioritario y con este modelo, las ayudas garantizan que las operaciones se hagan con unos medios y en unas condiciones higiénico-sanitarias adecuadas", advierte el presidente colegial.
El número de consultorios, clínicas u hospitales veterinarios que en cada convocatoria anual han querido participar en el proyecto se ha mantenido estable, 131 este ejercicio lo que ha evitado que los gatos, una vez recogidos por los servicios municipales, tengan que ser trasladados y alejados del lugar de su colonia. Se ha cumplido así con el criterio de proximidad exigido para reducir el nivel de estrés al animal.
Icoval advierte de que durante este tiempo los ayuntamientos han ganado en experiencia y mejorado la aplicación del método CES. "La falta de censos provocó que la captura de gatos abandonados comenzase siendo algo desordenada pero, con el tiempo, los servicios de recogida han mejorado su grado de conocimiento sobre la población existente y han comprobado que es más eficaz actuar sobre colonias enteras que sobre individuos aislados", explica Moreno del Val.
El descontrol de la población felina en entornos urbanos o semiurbanos es una fuente creciente de problemas vecinales. Estos gatos pueden generar molestias derivadas de su comportamiento sexual (aullidos, peleas, olor por marcado), acceso incontrolado a contenedores y bolsas de basura, a hogares, escuelas... Además de las molestias, las colonias felinas sin control pueden generar problemas de salud pública, contribuyendo a la consolidación de micosis, diversos parásitos o incluso toxoplasmosis y a la salud animal, al ser un reservorio y foco de expansión de enfermedades, explican desde Icoval.