Llegó para quedarse. O al menos para repetir por segundo año consecutivo. La playa del Postiguet volvió a acoger ayer el gran Desembarco, un espectáculo que se inició el pasado verano y que rememora la lucha entre cristianos y piratas berberiscos. Y lo hizo bajo la lupa de miles y miles de personas repartidas por las inmediaciones de la zona, que vieron desde mar y tierra las sucesivas batallas que tuvieron lugar.

Una serie de diálogos entre bando moro y cristiano, prolongados durante alrededor de quince minutos, dieron comienzo a la segunda edición del evento a las 20:30 horas. En medio de la arena, y para arrancar, los piratas berberiscos decidían «dar muerte a los cristianos», quienes acabarían cerrando el espectáculo una hora más tarde, justo antes de sonar el himno de Alicante por megafonía, al grito de «Alicante ya es nuestra».

Más de medio millar de festeros de los barrios alicantinos de Altozano, Villafranqueza-El Palamó y El Rebolledo, pertenecientes a la Federación de Moros y Cristianos, fueron protagonistas de una noche que, aparte de un desembarco como tal, tuvo disparos de arcabucería, fuegos artificiales y la representación de la embajada que corrió a cargo de Altozano en esta edición.

El conflicto sucedió en la parte de la playa más cercana a la zona del Cocó, donde no quedó ni un solo hueco alrededor de todo el vallado que cercaba la zona. Un grupo de un centenar de personas veía el espectáculo desde del agua, pegadas al espigón y con unas boyas naranjas como límite. Tres pequeñas embarcaciones también lo hacían desde el mar, justo detrás de la Guardia Civil y junto a un cisne hinchable rosa de los que ocupan piscinas y redes sociales estos últimos veranos. En total, fueron alrededor de 35.000 personas quienes se acercaron a la costa, según los datos ofrecidos por la Policía Local.

Este es el segundo año consecutivo que se lleva a cabo este encuentro, acompañado del ambiente de un zoco árabe instalado en el parking de la misma playa, y el contento general de los asistentes se volvió a ver reflejado en una enorme sucesión de aplausos. No obstante, la afluencia descendió en torno a 15.000 personas respecto al año 2017 en comparación con los mismos datos que registró la Policía.