No habrá autorización inmediata desde la Generalitat para reimplantar Medicina en la Universidad de Alicante (UA). Y, más allá de eso, en estos momentos, la decisión final, que corresponde a la administración autonómica, no sólo está completamente en el aire sino que, incluso, acumula muchos argumentos para denegar la solicitud. El Consell del Botànic está dispuesto a valorar el expediente una vez que la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca) ya ha dado luz verde a la titulación, que en la provincia ya imparte la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH). Pero, sin embargo, adelanta que la analizará con «rigor y calma» ante la posibilidad de que esa «duplicidad» genere un conflicto no sólo en la provincia sino en el conjunto de la Comunidad Valenciana y, sobre todo, por el riesgo de que un aval definitivo a ese proyecto suponga una vulneración de los principios de «eficiencia» en la gestión de los presupuestos públicos.

El camino que ha tomado la Universidad de Alicante para recuperar la titulación de Medicina -estudios que perdió cuando se creó la UMH en tiempos de Eduardo Zaplana con el PP- no es el que hubiera deseado el Consell. Ni mucho menos. El gobierno autonómico era partidario de haber aprovechado parte del articulado que ofrece la actual legislación como base para propiciar un sistema de colaboración entre las dos universidades de la provincia en la gestión e impulso de Medicina. Era una fórmula, apuntan desde el Consell, más inteligente, más rápida, menos traumática y también con un coste más reducido para las arcas públicas. En la Generalitat, por contra, atribuyen la estrategia de la UA a una operación instrumental con el único objetivo de mejorar en los ránkings de excelencia que, además, tiene un impacto como elemento de presión en la negociación abierta en estos momentos para la mejora de la financiación universitaria en la Comunidad Valenciana.

Por todo eso, esa posición del rector Manuel Palomar ha originado un profundo malestar en la administración autonómica. Un conflicto que, incluso, amenaza con ampliarse todavía más. Palomar, tras conocerse la noticia y en una declaración que suena a desafío a sabiendas de las dificultades, ya dejó claro que nunca la Generalitat se había opuesto a la implantación de un grado con el visto bueno de la Aneca. Pero no parece que, en este caso, la administración autonómica vaya a seguir a pies juntillas esa resolución. Ahora mismo, de hecho, hay más argumentos encima de la mesa del Consell para rechazar la vuelta de Medicina a la Universidad de Alicante que puntos favorables a la autorización definitiva. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ya mantuvo el lunes por la tarde una breve conversación con el conseller de Educación, Vicent Marzà, de Compromís. Y hubo coincidencia en la obligación de abordar el asunto con mucha cautela y prudencia.

Dar luz verde a esa titulación, como apuntan fuentes autonómicas, no solo abriría un nuevo conflicto en la provincia entre las dos universidades. También se extendería al resto de la Comunidad. En Valencia, por ejemplo, sólo hay una facultad de Medicina, como también en Castellón. Tampoco gustan en el Consell las vinculaciones con hospitales privados del proyecto alicantino, que rompe de esta manera con la política del Pacte del Botànic de revertir las concesiones empresariales que, en su día, autorizó el PP. Y, sobre todo, genera un problema económico por el alto coste que tendría que asumir el Consell. «¿Quién lo paga?», se preguntaron estas fuentes que ratificaron que la decisión se tomará mirando criterios de «racionalidad, eficiencia y de primar el interés general».

  • ¿Se debe reimplantar Medicina en la Universidad de Alicante?