El Puerto dejará de mover graneles -entre ellos los polémicos cemento y clíncker- al aire libre en 2020. El consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Alicante adjudicó ayer al grupo francés Eiffage la construcción y gestión para los próximos 30 años de la nueva terminal de graneles en el muelle 17, infraestructura que consistirá en una sola nave central de 22.000 metros cuadrados de superficie, 362 metros de largo, 50 metros de ancho y 17 metros de alto con capacidad para gestionar tres millones de toneladas de granel al año, el doble que las cifras de la actualidad. La nave estará dotada de dos cintas carenadas de 500 metros de longitud para el trasbordo de los graneles entre la terminal y los barcos y viceversa. La instalación tendrá capacidad para absorber todo el material que se mueve ahora a cielo abierto, operativa polémica al realizarse muy próxima a las viviendas del entorno portuario. Solamente si llegara el caso de que en un determinado momento no hubiera espacio se harían entonces, puntualmente, cargas y descargas en otros muelles, extremo poco probable a medio y largo plazo, según el Puerto.

El presidente, Juan Antonio Gisbert, se mostró satisfecho al anunciar el punto de partida para acabar con los problemas de contaminación por partículas en el Puerto. Eiffage, propietario, entre otras, de la constructora ilicitana Hormigones Serrano, prevé invertir en la terminal unos 8 millones de euros. De esta forma, se garantiza la continuidad del tráfico de granel en el Puerto, una mercancía que hoy representa el 55% del movimiento total, y que si no existiera prácticamente tampoco se hablaría del propio Puerto, enfatizó Gisbert.

El presidente recordó que el tráfico de mercancías sólidas a granel es clave para el Puerto, como lo demuestra el hito que se produjo en 2016, cuando Alicante registró el mayor crecimiento de este tráfico en el sistema portuario español con un aumento del 33% que se consolidó el año pasado. Esto fue posible gracias a la captación de nuevos tráficos de caliza y yeso. «Siempre he defendido que el granel es fundamental, pero que la inversión de naves cerradas debía correr a cargo de la iniciativa privada, porque si no España podría vulnerar las leyes que velan por la competencia. Hemos puesto las bases y he podido anunciar al consejo una buena noticia: contar con un inversor como es el grupo Eiffage», subrayó.

Se felicitó también por el hecho de que la nave solo tendrá 17 metros, menos de la mitad que los 45 metros de las naves del Puerto de Santander, «que, por cierto, están en concurso de acreedores», subrayó Gisbert en lo que se interpretó como un mensaje a todos aquellos que en estos dos años habían exigido para Alicante una terminal como la cántabra.

El presidente se mostró, no obstante, cauto, en cuanto al cronograma que debe seguir el proyecto de Eiffage para que las terminal con la nave cerrada sea realidad en diciembre de 2019. La semana que viene (3 de agosto) el proyecto saldrá a exposición pública durante un mes para que se presenten alegaciones. Tras responderlas, Gisbert confía en otorgar la concesión a Eiffage a finales de septiembre. En enero de 2019 prevé que el grupo presente el plan definitivo para obtener la licencia ambiental, el proceso más largo. «Siendo optimistas, y según avancen los plazos, espero que el final de las obras pueda ser en diciembre de 2019», subrayó el presidente del Puerto. Eiffage se convertirá entonces en el gestor de la terminal durante los próximos 30 años, en los que podrán seguir trabajando las tres mercantiles que mueven ahora los graneles, entre ellas Alicante Port.

La adjudicación al grupo francés del proyecto para la terminal cerrada para los graneles supone, en principio, el punto final a una polémica que dura ya cinco años. La mala práctica en el movimiento de graneles (ya corregida casi al cien por cien) sembró la alarma social por las nubes de polvo que llegaban a las viviendas colindantes con los muelles. Intervino el Defensor del Pueblo, la Generalitat, el juzgado y, finalmente, las Cortes, donde todos los grupos exigieron la construcción de las naves cerradas. Algo que, precisamente, levantó ayer el recelo de los vecinos. José Santamaría, portavoz de la Plataforma de Afectados, subrayó que el proyecto no es el que se exigió. «Cuatro naves cerradas en tres muelles», dijo.

Natxo Bellido, edil de Compromís, y consejero del Puerto, celebró el anuncio. «Hoy es un día importante para Alicante. Éste es el fin del camino tras tres años de trabajo junto a la Autoridad Portuaria, y para que la actividad pueda desarrollarse con todas las garantías medioambientales», señaló.