Corría la noche del 29 al 30 de julio de 1749. Entre 9.000 y 12.000 personas de todas las edades fueron apresadas en uno de los episodios más oscuros de la historia de España. La Gran Redada, también conocida como prisión general de gitanos, fue una persecución autorizada por el rey Fernando VI que tuvo el objetivo de extinguir a todos los gitanos de España. En la provincia, 261 hombres y niños mayores de 7 años fueron enviados al Castillo de Santa Bárbara de Alicante, mientras que las mujeres, niñas y niños menores de 7 años fueron encarceladas en el Castillo de Dénia.

Ayer, 269 años después, en la cárcel improvisada en la que se convirtió el Castillo de Santa Bárbara, la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de la Comunidad Valenciana (FAGA) rindió homenaje a estas víctimas con un objetivo común: contribuir a la promoción integral de la comunidad gitana y mejorar su imagen social por medio de la superación de estereotipos negativos que, todavía hoy, afectan y limitan su desarrollo.

La federación recordó ayer que durante la estancia en la fortaleza alicantina y como no había suficiente comida para todos, numerosos gitanos salían a mendigar una vez al día tras ser atados con grilletes. En 1765, por orden del Rey Carlos III, se les concedió la libertad.

Una de las representantes de la asociación, Fabiola Moreno, quiso poner cara a cuatro de los alicantinos que sufrieron dramáticas historias: Agustín Graciano, José Franco, Rosalea de Malla y Rosalía de Varas. La representante de la asociación consiguió emocionar a los asistentes al narrar el dolor que sigue provocando el pasado: «Podremos evitar el olvido histórico y reponer la dignidad de los inocentes que fueron víctimas de la intransigencia, desconfianza e ignorancia de una época pasada cuando las secuelas de este hecho no sean todavía palpables en nuestra sociedad actual». Para los organizadores, estos acontecimientos «no fueron más que una línea de continuidad del proceso de gestión política y legislativa de la cuestión gitana en el territorio español».

El presidente de FAGA, Ramón Fernández, reivindicó la memoria histórica y quiso dejar claro que «esta lucha nos persigue por el hecho de ser gitanos. Somos españoles, europeos, alicantinos y también gitanos. Somos ciudadanos de a pie como todo el mundo y merecemos nuestro espacio en la sociedad, sin prejuicios ni discriminaciones».

El acto contó con la asistencia del alcalde de Alicante, Luis Barcala, el concejal de Infraestructuras, Israel Cortés, y otros representantes de los distintos grupos políticos como Fernando Marcos, María José Molina, Daniel Simón, Miguel Ángel Pavón, Natxo Bellido, Julia Angulo y Fernando Sepulcre.

El alcalde quiso condenar públicamente estos delitos y pidió perdón al pueblo gitano, mostrando su rechazo «más absoluto» a la gitanofobia. Luis Barcala hizo un llamamiento a la conciencia de los ciudadanos para que todas las personas tengan las mismas oportunidades: «Que nadie parta de desventaja, debemos trabajar por una sociedad más justa donde tengamos los mismos derechos. Alicante es un ejemplo de igualdad de oportunidades y debe ser un referente. Sabemos que miles de gitanos inician cada día un camino de prejuicios, desconfianzas y rechazo para empezar de cero al día siguiente. Mi reconocimiento público a todos ellos y a los que no tiran la toalla».

También el concejal Israel Cortés destacó la importancia de seguir trabajando «para que esto no se repita y poner voz a los que siguen sufriendo, tenemos un futuro por delante y hay que tener presente lo que sigue sucediendo sólo en base a estereotipos».

Una lucha incansable contra el antigitanismo es la que lleva a cabo FAGA, que integra a 33 asociaciones y que desarrolla diferentes programas y proyectos en colaboración con las distintas administraciones tanto del ámbito local, como del regional y estatal.

Recordar que el pleno del Ayuntamiento de Alicante aprobó por unanimidad una declaración institucional que instituyó el 29 de julio como Día Local de la Lucha contra el Antigitanismo. También se acordó la colocación de una placa en la Plaza de Armas del Castillo de Santa Bárbara para recordar la parte más oscura de nuestra historia. Frente a esta placa, la federación puso ayer fin al acto repartiendo claveles rojos entre los asistentes y con una actuación de música flamenca con el ánimo de que jamás se repitan estos hechos.

Alicantinos capturados

Entre los homenajes que se realizaron ayer destaca la historia de José Franco, 22 años y natural de Alicante. Estuvo recluido en la fortaleza alicantina hasta que fue enviado al Arsenal de Cartagena a construir barcos a beneficio de la Armada Real de manera esclavizada. Consiguió fugarse el día 2 de julio de 1753. También fue emotivo el recuerdo de Rosalía de Malla que con siete años fue capturada y enviada al castillo de Dénia. En diciembre de 1753 fue enviada al Hospital Real de València para servir como esclava y trabajar en la limpieza de la ropa sucia y en el cuidado de los enfermos.