El aeropuerto de Alicante-Elche afronta hoy el primero de los dos días de huelga al que están llamados los tripulantes de cabina de Ryanair, primera compañía en la terminal, marcado por la incertidumbre porque la aerolínea irlandesa no ha comunicado oficialmente los enlaces que ha suprimido, aunque asegure haber contactado con los pasajeros afectados para recolocarles en otros vuelos. La jornada arranca con normalidad. Han despegado sus problemas los vuelos a Leeds, Poznan, Newquay y Gotemburgo, que no estaban cancelados. Aena tiene programados hoy en el aeropuerto 305 vuelos de entrada y salida de los que 52 -descontados ya los cancelados- correponden a Ryanair. De momento, tranquilidad absoluta en la terminal.

Ayer fracasó el último intento de llegar a un acuerdo entre la aerolínea y los trabajadores, y el Ministerio de Fomento reaccionó anunciando que hoy habrá inspectores de la Agencia de Seguridad Aérea en la terminal velando por que la compañía no deje colgados a sus pasajeros. Ryanair tenía programados un total de 176 vuelos de entrada y salida de Alicante hoy y mañana, de los que, según ha podido saber este periódico, están cancelados 36, el 21% de los programados, que afectan a conexiones con Bruselas, Munich, Milán, Kaunas, Santiago de Compostela, Birmingham, Londres, Newcastle, Manchester, París, Bremen, Varsovia y Eindhoven. No obstante, nadie sabe con exactitud cómo puede reaccionar la compañía hasta el último momento. En principio, el paro convocado y las cancelaciones afectan a 6.000 pasajeros de la compañía con origen o destino Alicante.

La tensión entre la aerolínea y sus trabajadores, muchos subcontratados en otras empresas, va en aumento, máxime cuando anteayer se conoció que Ryanair registró un beneficio neto de 319 millones de euros en su primer trimestre fiscal, finalizado el pasado 30 de junio, un 20% menos que los 397 millones de euros que alcanzó en el mismo periodo del ejercicio anterior, informó la compañía en un comunicado. La aerolínea irlandesa elevó un 9% su cifra de ingresos en el periodo de abril a junio, hasta los 2.079 millones de euros, frente a los 1.910 millones del año pasado.

El director ejecutivo de Ryanair, Michael O'Leary, achacó la caída de los beneficios a la bajada de precio de los pasajes, el adelanto de la Semana Santa, que este año se celebró en marzo, y el aumento del coste del combustible y del salario de los pilotos. O'Leary apuntó también que la aerolínea ha tenido que hacer frente a 2.500 cancelaciones (450.000 viajeros), debido a la falta de controladores en distintos aeropuertos, tanto por la carencia de personal en Reino Unido, Alemania y Grecia, como por las huelgas en Francia. El consejero delegado de la aerolínea llegó a amenazar con una retirada parcial de España la próxima temporada baja -entre octubre 2018 y abril 2019- si continúan las huelgas.

Vigilancia

Por su parte, el Ministerio de Fomento informó ayer a los pasajeros que puedan verse afectados por las cancelaciones de la huelga de tripulantes de la compañía Ryanair de que tienen derecho a asistencia y al reembolso o transporte alternativo hasta su destino final. Fomento tiene previsto distribuir hoy por los aeropuertos inspectores de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea para vigilar que la aerolínea cumpla con lo establecido en el Reglamento Número 261/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo de 11 de febrero de 2004, sobre retrasos, cancelaciones y denegaciones de embarque.

La cancelación de vuelos por una huelga del personal de la propia compañía no es una circunstancia extraordinaria, según el Ministerio de Fomento, por lo que la aerolínea está obligada a pagar compensaciones si no ha avisado de las cancelaciones con15 días de antelación. Estas compensaciones serán en función de la distancia del vuelo cancelado. La mínima es de 250 euros y la máxima de 600 euros.

Estas compensaciones económicas van más allá de la asistencia que la compañía está obligada a dar. Los pasajeros tienen derecho a la información, y, para ello, la compañía aérea debe entregarles un impreso con las condiciones de asistencia y compensación. El viajero tiene también el derecho de asistencia. Es decir, la aerolínea está obligada a dar comida y bebida. Los pasajeros afectados pueden realizar llamadas telefónicas gratuitas o acceder al correo electrónico y, si fuese necesario, a una o más noches de alojamiento, así como al transporte entre el aeropuerto y el lugar de alojamiento. Esta asistencia tiene que pagarla la compañía aérea, es decir, no puede pedirle al pasajero que la abone él y luego la reclame.

En caso de cancelación, el pasajero tiene derecho a elegir entre el reembolso del billete o que la compañía le proporcione un transporte alternativo hasta el destino final lo más rápidamente posible. En el caso de elegir el transporte alternativo, la compañía debe buscar la opción más rápida. No puede ofrecer únicamente plazas en vuelos propios si existen plazas disponibles en otras compañías el día de la cancelación.