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Fuera por falta de plazas

La escasez de centros para ingresar a personas con enfermedad mental obliga a trasladar a pacientes a otras comunidades autónomas

Fuera por falta de plazas

Marta, que esconde su verdadero nombre porque no quiere ser reconocida, vive con la contradicción de querer profundamente a su hijo, pero no poder vivir con él. Enfermo bipolar, el joven de 28 años tiene una fijación con su madre que le lleva a insultarla y a agredirla. Necesita de un centro en el que estar internado, pero en la provincia de Alicante no hay plazas y la lista de espera para acceder a un centro específico para personas con enfermedad mental supera de largo el año. Incluso para los casos urgentes como los del hijo de Marta.

Tras el último altercado, y ante la imposibilidad de ingresarlo en la provincia, la Conselleria de Igualdad ha encontrado un centro para el joven, pero en Jumilla, Murcia. «Me dijeron que no había otra opción porque a casa no podía volver», lamenta Marta, quien no puede visitar a su hijo con la regularidad que quisiera por cuestiones económicas. «Lo ingresaron en junio y solo he podido ir dos veces, y porque me quedo en casa de un sobrino. En este centro debo pagar un 40% de su medicación, el tabaco y las salidas que hace en el centro. Es mucho dinero para mí». Con todo, Marta da gracias de que su hijo esté por fin ingresado y relativamente cerca de casa. «En un principio me dijeron que lo llevaban a Burgos o Málaga, lo que para mí fue un palo horrible».

Fuentes de la Conselleria de Igualdad señalan que este tipo de situaciones en las que se busca una plaza fuera de la provincia son excepcionales y se dan sobre todo en casos como el del hijo de Marta, que son agresivos y la familia no se puede hacer cargo de ellos. En estas ocasiones la Conselleria de Igualdad da una subvención para poder costear una plaza en un centro concertado en otra provincia.

Estas mismas fuentes señalan que hasta medio centenar de personas con enfermedad mental con el mismo perfil de conflictividad están ahora mismo a la espera en la provincia de poder conseguir una plaza de manera urgente, pero todos los centros están al completo, incluso los privados.

No obstante, en la Conselleria de Igualdad afirman que desde los servicios centrales de València no se han autorizado derivaciones de enfermos mentales a otras provincias en los últimos tres años, aunque no pudieron concretar si desde la dirección territorial de Alicante se ha producido alguna. En cualquier caso, matizan, «no es algo generalizado». Respecto a la falta de plazas, desde el departamento de Mónica Oltra señalan que este año está prevista la puesta en marcha de 158 nuevas plazas para enfermos mentales en la Comunidad a través de la fórmula de concierto social y no de subvención, como funcionaban hasta el momento.

En las asociaciones de familiares de enfermos mentales sí tienen constancia de estos traslados de pacientes cuando la situación es de extrema urgencia. «En la provincia no hay plazas de ingreso, por lo que en casos muy graves la Conselleria da dinero a las familias para que puedan trasladar a su familiar fuera», señala Alfonso Rodríguez, presidente en funciones de la recién creada Asociación para la Defensa de la Salud Mental de Alicante, una entidad que nace del seno de la extinta Afema.

También se dan casos, añade Rodríguez, «en los que son las propias familias las que buscan centros en otras provincias, pero para eso hace falta tener mucho dinero, porque son centros muy caros». En cualquier caso, «se trata de situaciones que no son deseables, la gente no tiene por qué abandonar su entorno. La inclusión se tiene que dar en el mismo entorno para no perder el arraigo».

Desde esta entidad reclaman centros específicos para determinados trastornos mentales o para aquellos casos en los que a la enfermedad se suma un problema de consumo de drogas «No hay ningún centro que trate la patología dual, lo que provoca que los enfermos vayan rodando de centro en centro». Pero, por encima de esta falta de plazas residenciales, lo que esta asociación reclama son más recursos para evitar que las personas se deterioren hasta el punto de tener que ingresar en una residencia. «Las Unidades de Salud Mental deben contar con equipos multidisciplinares, sobre todo con psicólogos, y debe haber redes asistenciales que ayuden a las personas con enfermedad mental para que no recaigan». Sería más barato prevenir que ingresar, cree Alfonso Rodríguez. El presidente de esta entidad pide también que la prevención vaya más allá de la salud mental, «ya que estos pacientes viven una media de 15 años menos y sufren importantes problemas de salud por la medicación que toman».

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