Sbanicos, papeles o trozos de cartón. Todo vale estos días para intentar paliar las altas temperaturas que se registran en el interior del centro de salud de Juan XXIII, que lleva más de dos semanas con el aire acondicionado estropeado.

«Llevo aquí 15 minutos y el calor es insoportable, espero que me llame pronto mi doctora porque no hay quien lo resista. Se está peor dentro que en la calle», lamentaba ayer Dolores, usuaria de este centro de salud.

La temperatura a media mañana en uno de los pasillos de consultas alcanzaba los 32 grados, con un 63% de humedad que disparaba la sensación de bochorno. Para empeorar las cosas, el centro de salud se diseñó de tal manera que no se pueden abrir las ventanas más de un palmo, por lo que no hay manera de paliar el calor. Así las cosas, los médicos han optado estos días por pasar consulta con la puerta abierta y en algunos casos llevarse ventiladores de casa para hacer la jornada más llevadera. «Vengo a trabajar en pantalón corto y tirantes y aún así me caen las gotas de sudor. Ayer incluso se mareó una compañera», lamentaba ayer una médico de familia del centro. En la consulta contigua, una compañera había optado por pasar consulta sin la bata y con el abanico en la mano.

Según explicaban trabajadores del centro, el aire acondicionado dejó de funcionar después de Hogueras y aunque han ido varias veces a tratar de arreglarlo, este vuelve a fallar. «Ahora nos dicen que el problema es que falta una pieza que es muy difícil de encontrar», lamentaba otra médico de familia.

Desde el Sindicato Médico, critican que la situación se repite año tras año. «El mantenimiento de los sistemas de aire acondicionado deja mucho que desear en este departamento», señalaba ayer Rafael Pérez Trullás, delegado de Atención Primaria del Sindicato Médico en el departamento del Hospital de Sant Joan.

Si en el centro de salud de Juan XXIII el problema es que el aire está estropeado, «en otros centros, como Cabo Huertas, ocurre todo lo contrario, te congelas y en otros el mantenimiento es muy precario, lo que hace que en unas estancias se pase frío y en otras apenas se note la refrigeración». Pérez Trullás también critica la lentitud con la que se solventan las averías. «De 15 días nunca baja el tiempo de reparación y eso es insostenible para los pacientes y los trabajadores».

Por su parte Carmina Vañó, delegada del Satse en el departamento del Hospital de Sant Joan, reclama a la dirección una mayor capacidad de previsión. «Saben que todos los años se producen averías de este tipo. Lo mínimo que podían hacer es comprobar unas semanas antes de que empiece el calor que todo funciona correctamente».