n «Hace cinco años me fui cinco días a Cazorla, pero desde entonces no me he podido ir de vacaciones en verano», cuenta Fernando P., transportista autónomo que trabaja con su camión de catorce toneladas por Murcia y Alicante. «Normalmente descanso los festivos de Semana Santa y luego algún día suelto el resto del año, pero en verano es cuando más trabajo tengo y día que no trabajas, día que no cobras. Si a eso le sumas lo que te gastas de vacaciones pues no te salen los números», explica. Hace poco ha empezado como lo que se denomina «autónomo dependiente» al facturar más del 75% a la misma empresa, pero tras 20 años de experiencia sabe que «si me fuera de vacaciones ahora la empresa me podría penalizar a la vuelta con días sin trabajar».

«Los transportistas lo estamos pasando mal, si te fijas apenas hay jóvenes porque son muchos gastos, malos horarios, mucho trabajo y sin vacaciones. De hecho si me saliera cualquier trabajo vendía el camión, pagaba deudas y a otra cosa», advierte. Se endeudó con su camión para cambiar de reparto de paquetería a palés y huir como de la peste de los repartos de empresas de internet. «Eso es una locura, un estrés horrible», sentencia.

Ana Vico tampoco podrá irse de viaje con su familia este verano. Abrió su tienda, Anna Shoes, hace año y medio y desde entonces no se ha movido de allí. «Los comienzos son así, aún no puedo coger a ninguna empleada, así que tengo que estar yo. No voy a cerrar ni a reducir horario en agosto porque el año pasado no me fue mal gracias a los turistas», cuenta. Aún así está animada porque le gusta su trabajo y asegura que «te adaptas» aunque a veces recuerda el mes de vacaciones que tenía cuando trabajaba por cuenta ajena. «A lo mejor me cojo puente el 15 de agosto para disfrutar un poco más de mi marido y mis hijos», afirma esta comerciante.