Internet y las redes sociales son campo abonado para nuevos peligros que acechan a los jóvenes y nuevos delitos cometidos al amparo de su anonimato. Si hace un par de años fue el acoso a través de internet, el «cyberbullying», el que destapó todas las alarmas, en los últimos meses han tomado el relevo el «sexting», pero sobre todo el «grooming».

Este último delito «consiste en que un adulto se haga pasar por un menor para atraer a otros con fines sexuales», explica Marta García, oficial de la Policía Nacional en Alicante. El sexting, en cambio, consiste en enviar fotos de contenido sexual a través del móvil o del ordenador. Fotos que en muchos casos son después distribuidas masivamente o utilizadas para hacer chantaje al menor a cambio, por ejemplo, de más fotografías.

En muchas ocasiones, los menores víctimas de estos delitos tienen miedo o vergüenza de contárselos a sus padres, por lo que García da algunos consejos para detectar señales de alarma de que un adolescente puede estar sufriendo un delito de este tipo. «En estos casos los chicos, de repende, no quieren ir al colegio o baja de forma abrupta el rendimiento escolar. También tienden a aislarse o por el contrario miran el móvil cada pocos segundos para tratar de controlar una situación que se les ha escapado de las manos».

Marta García también alerta de la moda de los retos por internet. Al peligro de «la ballena azul» han sucedido otros como el mantener un trozo de hielo sobre la piel y después echar sal, provocando importantes quemaduras. «He visto casos de chicos que han llegado a tatuarse de esta forma nombres en el brazo», explica la oficial de la Policía Nacional. Igual de peligrosos son los retos que fomentan la anorexia o la bulimia, como el de colocarse monedas en la clavícula o intentar que la cintura mida menos que un folio Din A4. Por este motivo, García pide que sean los padres quienes se formen para educar a sus hijos en el uso de internet.