Greenpeace asegura que los montes españoles son «un auténtico polvorín» para los incendios. ¿Está de acuerdo?
Lo más correcto sería si los montes de la provincia en particular, y de la Cuenca del Mediterraneo en general, son muy inflamables. En cierto modo, la respuesta sería que sí porque, en general, las características ambientales (climáticas), topográficas y del estado de los bosques hacen que el fuego progrese con facilidad en estos ambientes. Nuestros bosques deberían cambiar a tipos de vegetación menos inflamable con especies que presentan más dificultad a que el fuego progrese con facilidad. Esas especies son la encina, el fresno, lentisco, durillo, son especies típicas de nuestros bosques autóctonos pero que han sido desplazados por los pinares. Y sería necesario gestionar nuestros bosques para implantar estas especies en detrimento del pino.
¿La planificación urbanística es correcta en la provincia o no tiene en cuenta el riesgo de incendios forestales? ¿Se siguen construyendo viviendas en medio del monte?
Desde el punto de vista urbanístico, todavía queda mucho terreno por recorrer. Aunque la planificación urbanística ha avanzado mucho desde el punto de vista de la reducción a la exposición al riesgo de incendio, este aspecto es muy conflictivo y complejo porque intervienen muchos actores: los PGOU, planes urbanísticos, la propiedad de la tierra, los propios propietarios, etcétera. Me consta que muchos municipios ya incorporan algún tipo de legislación que tiene en cuenta el riesgo de incendio pero ¿en que medida se aplica esto? Actualmente la interfase urbano-forestal es un problema muy grave desde el punto de vista del riesgo de incendio y hay importante inconvenientes para solucionar este problema. Es cierto, que buena parte de los problemas son arrastrados de décadas anteriores, donde el urbanismo agresivo y salvaje ha llevado a esta situación. Actualmente el urbanismo ya incluye el problema de los incendios a la hora de dar permisos de construcción.
¿Los propietarios de viviendas tienen responsabilidad?
Los propietarios son los principales afectados y, en buena medida, los responsables de la situación en la que se encuentran. Esta paradoja se debe a la nula precepción del riesgo de incendio. En mucho casos, y he visto cientos, no se percibe que se está frente a un problema muy grave y bastaría con pequeñas actuaciones de acondicionamiento de jardines y espacios colindantes a la vivienda. La conclusión es que la población no percibe el riesgo de incendio y esto se demuestra en que el 95% de los incendios son debidos a igniciones antrópicas y, de estas, la mayoría son por negligencias humanas. Por ejemplo, en el incendio de La Granadella de Xàbia, la causa más probable fue la de un fumador que a las 16:30 horas de la tarde no se le ocurre otra cosa que tirar una colilla en el mirador que sube hasta las cumbres del sol.
¿Los planes de prevención son suficientes o se necesitan más medidas?
Según mi experiencia de más de 25 años de evaluación de incendios para la Generalitat Valenciana desde CEAM, yo diría que sí. Las medidas preventivas y de extinción son bastante eficientes, y costosas. Solamente en condiciones climáticas muy adversas los medios de extinción son poco eficientes, pero es que ante situaciones de vientos fuertes, temperaturas muy altas y humedad muy baja ni estos medios disponibles ni nada se puede hacer a este problema. Posiblemente haya que decir que en este aspecto ya es suficiente, y que lo que también se necesitaría son inversiones para gestionar los bosques. Es decir, aplicar la selvicultura preventiva en gestionar estos bosques tan inflamables.
¿La gestión forestal es la correcta en España dados los incendios que se producen verano tras verano?
Habría que invertir mucho más en la gestión forestal para reducir la inflamabilidad de los bosques.
Hace casi dos años del incendio de La Granadella, en Xàbia, que obligó a desalojar a miles de personas que vivían en urbanizaciones y casas pegadas a zona forestal. ¿Hemos aprendido algo o no somos conscientes de dónde nos vamos a vivir?
El incendio de La Granadella progresó de esa manera debido al estado en que los propietarios tenían sus propiedades. Además de la necesidad por parte de la administración en el problema de la interfase urbano-forestal, la intervención y participación por parte de los propietarios tiene mucho que decir en este problema. Los particulares son de la opinión que la administración tiene que solucionar sus problemas, pero esto no es exactamente así. Ellos también son responsables del estado en que mantienen sus propiedades y muchas veces ellos mismos son los responsables de las consecuencias. Ha habido varias reuniones tras el fuego, entre ayuntamiento, afectados e implicados en ese incendio. Sin embargo, no he visto que ninguna urbanización haya aplicado con sus recursos medidas preventivas para evitar ese problema. En sucesivos incendios en esa zona asistiremos al mismo problema porque los propietarios no ponen medidas para solucionar ese problema.
