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Alumnos de la ESO, al rescate de pueblos abandonados

Los estudiantes aprenden a convivir con la naturaleza y sin móviles

La localidad lleva abandonada desde los años 60.

En Búbal, pueblo del Pirineo Aragonés con una sola calle, los móviles se retiran por la noche, su uso está limitado al tiempo libre. No hay tiendas y la comida «sana y suficiente» la proporcionan los antiguos lugareños, así que tampoco se pueden llevar alimentos de fuera.

Con estas premisas, unas botas cómodas, saco de dormir, linterna, chubasquero, material de higiene personal, guantes de trabajo y crema de protección solar, alumnos de tercero y cuarto de Secundaria de los institutos Gran Vía y Bahía de Babel de Alicante participan en esta localidad de Huesca de un proyecto estatal para la recuperación de pueblos abandonados.

«El programa pretende acercar la vida rural a jóvenes que en su mayoría viven en ambientes urbanos». Talleres de educación ambiental, de animación, antropología, carpintería, cerámica, expresión corporal, salud y reciclaje, entre otros, se incluyen en una experiencia que va más allá del aspecto educativo, como destacan los profesores implicados, Concepción Llorca y Teresa Sánchez desde el IES Bahía de Babel, y Rafael Bordes y Mercedes García del Gran Vía.

«Hemos aprendido a desconectar el móvil», confiesan los estudiantes. Eso, de entrada. «Y a barrer, cortar leña, tapizar, hacer un muro de piedras, convivir con otras personas, poner la mesa, y ahorrar agua cuando nos duchamos», detallan.

Es un trabajo duro, «lejos de nuestra zona de confort», admiten en sus valoraciones tras la actividad. «Hemos aprendido a tolerar otras formas de vida y a cuidar y respetar el medio ambiente». La convivencia con antiguos habitantes de Búbal les ha llevado a respetarles y «a llamarles ahora amigos», añaden los alumnos.

«Las situaciones de aprendizaje que han vivido son muy enriquecedoras, no se dan en las aulas», concretan los profesores. Por su parte, los estudiantes contribuyen a recuperar zonas como esta de la península que estaban abandonadas.

En los 60 Búbal se vio afectado por la construcción de un embalse que forzó a sus habitantes a abandonarlo porque los campos de cultivo se inundaron. Con el programa estatal de recuperación y utilización educativa en pueblos abandonados «se están rehabilitando la mayoría de los edificios respetando la arquitectura tradicional del Valle de Tena en el que está enclavado», aunque adaptado a las necesidades actuales.

Además de contribuir a la recuperación del pueblo, el alumnado ha aprendido a responsabilizarse y a participar en la toma de decisiones, «toda una lección de vida», destacan.

En el Bahía de Babel valoran, entre otros aspectos, que los estudiantes han hecho en Búbal talleres sobre el tratamiento de aguas residuales, muy significativo para ellos teniendo en cuenta que su centro está enclavado en la zona del Barranco de las Ovejas donde se encuentran las depuradoras.

«El trabajo que han llevado a cabo es integral, crítico y cooperativo frente a los problemas medioambientales que nos rodean en general. No respetar los principios ecológicos y del cambio climático implica a su vez la destrucción de la fauna y la flora mediterráneas», advierten las profesoras.

En el IES Gran Vía aprovechan el proyecto para que los estudiantes investiguen sobre la geografía y la cultura de otras zonas y se conciencien «del impacto de nuestras acciones en los ecosistemas», corroboran los docentes.

A su vuelta a las aulas, la exposición sobre lo vivido ante el resto de los compañeros del centro la realizan tanto en castellano como en inglés y en valenciano, y van a elaborar un decálogo de propuestas de mejora «ante los problemas detectados en la salud medioambiental de nuestros propio entorno mediterráneo», concluyen.

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