Las aulas se vacían y los escolares se despiden hasta la vuelta, prevista para el lunes 10 de septiembre. Dos largos meses de vacaciones en los que se arrinconan los libros de texto -la recuperación de los suspensos se hace antes del verano-, pero no así las tablets, ordenadores y móviles, que siguen a mano día a día.

Los expertos recomiendan encarecidamente a los padres que «no bajen la guardia», y muy especialmente sobre el uso que hacen sus hijos de las redes sociales durante el prolongado tiempo libre que les espera, porque el acoso en las redes o ciberbullying no se va de vacaciones.

El presidente de Avalcae, la Asociación valenciana contra el acoso escolar, ratifica los datos al alza del ciberbullying frente a los casos de agresión física entre escolares, de ahí la serie de recomendaciones que en los últimos compases del curso Francisco Sorolla hace llegar a los padres de alumnos a partir de unas guías gratuitas sobre los riesgos del uso de las tecnologías, para que sigan alerta este verano.

Silencioso

El ciberbullying o daño intencionado y repetido de un menor o grupo de menores hacia otro, mediante el uso de medios digitales, practica el insulto, la amenaza, la difusión de rumores y suplantación de la identidad. Son los métodos más habituales empleados en estos casos.

Los actores, según constatan los expertos, siguen siendo los mismos, como también las víctimas, mayoritariamente entre los 11 y los 15 años, pero las consecuencias se agravan de modo significativo por la rapidez y extensión de su difusión. «Es un mal terrible, al alza y muy silencioso porque se genera en las redes. Parece que no se entera nadie, cuando su propagación real es masiva y muy difícil de controlar» subraya Sorolla.

El presidente de la asocación culpa en buena medida a los padres, porque no le parece adecuado que menores de 14 años dispongan de una tablet sin cortapisas de ninguna clase. «Se conectan en las redes con un perfil falso incumpliendo la Ley del Menor y o bien hacen daño con sus comentarios hirientes, o se lo pueden hacer a ellos».

El último informe del Observatorio de Consumo, a partir de encuestas entre los alumnos de quinto y sexto de Primaria de Alicante, confirma el dato y abunda que dos de cada tres menores reciben «imágenes inapropiadas en el móvil», y que más de la mitad se conecta a diario y navegan sin límite horario en uno de cada cinco casos.

Esta práctica no cesa en verano, anque los niños dejen de verse a diario. «Si a nadie se le ocurre dejar que un niño de diez años conduzca un coche, ¿por qué narices se les facilita un smartphone?», se pregunta Sorolla.

Hostigar

El hostigamiento ya se tipifica como delito desde el año 2015. Es el denominado ciberstalking, como variante del ciberacoso junto al sexting o la difusión de imágenes o grabaciones contra la intimidad de la víctima.

Se trata de casos en los que no hay una agresión directa, pero que al emplear dispositivos tecnológicos coartan la libertad de la víctima y le generan inseguridad a través de su repercusión constante en las redes sociales.

Para el presidente autonómico de la asociación contra el acoso no hay solución más clara contra esta práctica que «atajarlo desde un principio y cortar por lo sano pero, sobre todo, reconocerlo, como sucede con cualquier adicción como el alcohol o la ludopatía». Sorolla advierte de que «hoy por hoy ponemos en bandeja a los menores los peligros del mundo virtual, que se triplican respecto de la realidad. Hay que controlarles más», concluye.