P ¿Qué se encontró y qué deja tras estos seis años al frente de Cáritas Alicante?
R Me he encontrado una situación de verdadera dificultad. Todos mis antecesores han hecho una labor extraordinaria, eso que vaya por delante, pero la situación era grave. A nivel interno había endeudamiento, algunos conflictos, problemas en alguna casa como Véritas donde era insostenible y teníamos que estar abocados al cierre. Con situaciones de gran tensión. Afortunadamente y con el esfuerzo de todos esto se ha ido resolviendo. Hoy vivimos una situación diferente y nuestro objetivo es dedicar hasta el último céntimo que consigamos en Cáritas a cubrir necesidades, aunque desgraciadamente no llegamos a todas.
P ¿Pensaba que se encontraría con una crisis tan fuerte?
R Ha sido una crisis tremenda que no ha acabado, que tiene síntomas de una mejora, pero que desgraciadamente no ha acabado. Es la crisis más importante de las siete crisis que ha habido en la época industrial, desde 1865. En esta crisis se ha juntado que formábamos parte de un top en cuanto a potencia económica, ha sido una crisis global en la que todo el mundo estaba involucrado y se ha visto también impulsada por una crisis inmobiliaria y financiara. Con este cóctel ha sido la peor que hemos conocido.
P ¿Hacia qué sociedad vamos una vez superada la recesión?
R Hacia una sociedad tremendamente desigual y esa es una de las grandes preocupaciones. Por justicia no podemos permitir esa situación. Todo el mundo tiene los mismos derechos y no se puede permitir esa acumulación de riqueza en determinado número de personas tan bajo.
P Igual que España siempre ha tenido un paro estructural, ¿nos quedará una pobreza estructura después de esta crisis?
R En 2008 estábamos en 1,7 millones de parados, lejos de los 3,3 millones actuales. Aunque se consiguiera una reducción de 500.000 en un año y medio, aún estamos en un millón de personas por encima de cuando empezó la crisis y eso es tremendo. Personas que por sus edades no van a encontrar empleo y van a terminar en una situación tremenda. El de las pensiones es otro tema preocupante, porque muchas personas van a llegar con muy pocos años de contribución y lo que hoy ha podido ser el soporte de la sociedad para muchas familias mañana desaparecerá.
P ¿La administración arrima el hombro lo suficiente?
R La administración ayuda lo que puede, pero no es suficiente. Además debe de darse cuenta de que el dinero que puede aportar a entidades como Cáritas se ve multiplicado por mucho. No es un dinero con el que ellos podrían hacer la misma labor que nosotros. Ni por el voluntariado, ni por el amor, ni por las personas, ni por las donaciones en productos que recibimos? supone un ahorro tremendo para la Administración. Pero a veces le cuesta algún trabajo entenderlo. De hecho, hemos quedado anulados en una ayuda de subvención de 13.000 euros de la Generalitat para la formación del voluntariado, cuando es clave. Si la Administración no puede realizar con las personas el seguimiento y la acogida necesarias, hay que formar al voluntariado para que ellos hagan lo que la administración no puede hacer.
P ¿Cómo están asimilando el fenómeno de los trabajadores pobres?
R De igual manera que hay muchas personas que se acercan a decirnos que no requieren ya de la ayuda de Cáritas, hay otras personas que nos dicen que están trabajando, pero su ingreso es de 3 horas y 400 euros. Con eso una familia no se puede mantener y pagar los suministros. Hoy en día el empleo, que había sido la solución para los grandes problemas, ha dejado de serlo.
P ¿Les preocupa la escasez de viviendas?
R Muchísimo. Empleo y vivienda son dos ejes de actuación este año. La vivienda está en una situación lamentable, con personas viviendo en la calle en un número creciente, eso sin contar la cantidad de gente que vive en los centros de acogida Cáritas y otras entidades. La situación de ocupación es altísima y hay que buscar una solución que pasa por la creación de más viviendas sociales.
