Un informe elaborado por la organización conservacionista Ecologistas en Acción durante 2017 con datos de las 69 estaciones oficiales de medicion instaladas en la Comunidad Valenciana -por primera vez se han incluido los resultados de los medidores del Puerto de Alicante- revela un empeoramiento de la calidad del aire que se respira en la Comunidad Valenciana en general y en el entorno del puerto alicantino en general, debido a la intensidad del tráfico rodado y al movimiento de graneles.

En la Comunidad Valenciana, los contaminantes que mayor incidencia presentaron en 2017 fueron el ozono troposférico, seguido por las partículas PM10 y PM2,5. Estos contaminantes provienen principalmente de los óxidos de nitrógeno emitidos por el tráfico rodado que circula por las cuatro aglomeraciones (València, Alicante, Castellón y Elche) y por las carreteras interurbanas. También contribuyen de forma más puntual las diversas áreas industriales, destacando la zona cerámica de Castellón, la cementera de Sagunto, la refinería de Castellón y la fábrica de automóviles de Almussafes (Valencia).

El calor y la prolongada sequía incrementaron los episodios de contaminación. El fuerte calor primaveral y estival explica que los niveles de ozono hayan aumentado significativamente en 2017 en buena parte de España. La estabilidad y sequedad del otoño favoreció episodios de contaminación urbana por NO2 y partículas, como el prolongado entre el 15 y el 25 de noviembre pasados. El cambio climático retroalimenta la contaminación atmosférica, pero no es su causa sino su consecuencia.

Como consecuencia de esto en València se dio el primer episodio de contaminación atmosférica severa en noviembre del 2017, donde se informó a la población de los niveles de contaminación, una vez que el episodio acumulaba más de una semana de duración. La ciudad carecía de protocolo de actuación en estos casos y el Ayuntamiento aprobó las medidas a adoptar durante episodios de alta contaminación por NO2 o PM10, que incluye medidas informativas y restricciones al tráfico según matrículas pares e impares.

En cuanto al ozono troposférico, 340.000 ciudadanos viven en zonas de la Comunidad Valenciana que superan los límites legales (el 7% de la población), y la totalidad del territorio está expuesto a niveles de ozono que dañan la vegetación. Resaltan los datos del informe de la estación de Morella (Castellón) que ha registrado mala calidad del aire en casi uno de cada dos días del año, mientras en la estación de Zarra (Valencia) se superó la recomendación de la OMS en dos de cada tres días, la peor situación en el España.

En cuanto a los puertos destaca, según el informe, la situación en el Puerto de Alicante, que superóa el valor límite diario de PM10 desde su entrada en funcionamiento en agosto, poniendo de manifiesto el problema con el movimiento de graneles que repercute severamente sobre la calidad del aire de las áreas residenciales cercanas.

"La contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden. Cada año se registran hasta 30.000 muertes prematuras en el Estado español por afecciones derivadas de la contaminación del aire, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). La información a la ciudadanía no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema", según refleja el informe.

Los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan al menos 50.000 millones de dólares al año, un 3,5% del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

Los Planes de Mejora de la Calidad del Aire y los Planes de Acción a corto plazo para reducir la contaminación son obligatorios según la legislación vigente. Pero, en él caso de la Comunidad, no se han implementado.

Las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire son la disminución del tráfico motorizado, la reducción de la necesidad de movilidad y la potenciación del transporte público. Es necesario además dar facilidades a la bicicleta en las ciudades. Así como la adopción generalizada de las mejores técnicas industriales disponibles y la reducción drástica de la generación eléctrica en centrales térmicas, en particular las que utilizan carbón, recuperando los apoyos a las energías renovables y penalizando el diésel y la incineración de residuos.