Sinaí Cervantes huyó de su Venezuela natal a España por motivos políticos hace un año. Lo hizo junto a su marido, sin recursos económicos y sin familia a la que recurrir en España. Un año después esta joven de 25 años que dejó sin terminar sus estudios de filosofía se está acabando de formar como camarera, haciendo prácticas en una conocida franquicia de comida italiana y con un contrato apalabrado para estos meses de verano. Cruz Roja, señala Cervantes, «me ha acompañado en todo momento y me han ofrecido una formación muy completa sobre todas las habilidades que debe tener una camarera para poder hacer bien su trabajo». Su primer contacto con el mundo laboral español no ha podido ser más satisfactorio. «Tanto el encargado del restaurante como mis compañeros me han acogido muy bien, me han apoyado en todo».

Cervantes es una de las cerca de 50 personas solicitantes de asilo que cada año participan en los cursos de formación que imparte Cruz Roja para este colectivo. Refugiados que llegan a la provincia con una pesada carga personal y emocional y que generalmente tienen que esperar hasta un año y medio para que España les conceda el estatuto de refugiados, y no todos lo consiguen.

El objetivo de esta formación, que cuenta con el apoyo económico del Fondo Social Europeo y de la Dirección General de Migraciones, es que se integren en la sociedad que les acoge a través del empleo. Los cursos están relacionados con sectores de alta empleabilidad para lograr la mayor inserción laboral posible, «de hecho, si detectamos que no se ha producido ningún contrato abandonamos ese curso», señala Yolanda López, técnico de Empleo de Cruz Roja. Este año se han impartido cursos en diferentes materias, entre ellas pescadería, carnicería, con visita incluida al Mercado Central de Alicante, y también en peluquería de hombre, un sector con mucha demanda, «ya que en los últimos años han abierto muchísimas barberías», añade López. Sin embargo, la formación que más salidas profesionales tiene es la relacionada con la hostelería, como auxiliar de cocina o camarero. El proyecto formativo incluye prácticas en empresas y la visita de empresarios a Cruz Roja para que conozcan la realidad de los solicitantes de asilo, «porque siempre es mejor que lo vean en primera persona, ya que a veces creen que es algo lejano, que solo conocen a través de los medios de comunicación».

El 90% de los solicitantes de asilo con los que trabaja Cruz Roja son venezolanos, aunque también hay un elevado número de sirios, colombianos, salvadoreños y afganos. Los primeros seis meses tras su llegada a España, estas personas no tienen autorización para trabajar.