Centenares de inscritos en las distintas pruebas de valenciano que está celebrando la Junta Qualificadora se han visto apeados del examen pese a haber pagado las tasas de matrícula, como ya les sucedió hace unas semanas a opositores de la convocatoria de este año para maestros.

Aunque Educación descarta incidencia alguna al respecto, hasta el punto de que les ha indicado el modo de proceder para que soliciten la devolución del dinero, los afectados consultados por este diario coinciden en señalar que el programa informático a través del que debían matricularse no incluía más pasos una vez que se aceptaba el pago a través de una sucursal bancaria. Sin embargo, a los que marcaron el pago con tarjeta se les indicaba que validaran la matrícula con lo que automáticamente quedaban registrados, no así los demás.

El sindicato de enseñanza CSI.F ha decidido respaldar a los afectados a los que ha puesto a disposición su servicio jurídico para presentar un recurso de alzada contra la Conselleria de Educación. «Ante cualquier incidencia con la documentación, lo habitual es permitir que se haga el examen y a posteriori resolver la situación. Si después no se resuelve, el examen no sería válido. Así se ha actuado en ocasiones anteriores, no entendemos que se haya cortado de esta forma el paso a tanta gente. Entendemos que desde Educación se ha actuado muy torpemente», concreta el delegado de esta formación por Alicante, Javier Mas.

Desánimo

Entre los afectados cundía ayer el desánimo porque hasta dentro de un año no dispondrán de una nueva convocatoria de la Junta para convalidar sus conocimientos de valenciano, y la situación les condena a un año de paro laboral porque se les exige el valenciano en cualquier administración, como apunta Almudena, que aspira a trabajar en un centro social en la ciudad de Alicante y procede de Albacete.

Belén -nombre supuesto-, en similar situación, figura entre los docentes interinos que tras 16 años continuados de trabajo en las aulas de Infantil de la provincia impartiendo inglés, se vio en la calle el curso pasado «por culpa del requisito lingüístico que exige el nivel C1 y la capacitación».

Cuenta con este último certificado, pero le falta el C1 y pese a su justificante de pago no le han dejado examinarse. «Es como si te robaran la cartera. Dependía completamente de ese examen para el que me he estado preparando todo el año para poder volver a las aulas, y aunque insistí desde el momento en el que no vi mi nombre en las listas de admitidos, una y otra vez se me indicó que desde Educación se seguían introduciendo datos por lo que igual acababa figurando, pero que si no era así me presentara al examen y no me preocupara».

Se preocupó pero no sirvió de nada. No se le permitió hacer el examen al no figurar en las listas. «En otras ocasiones, porque no es la primera vez que me presento, resolvían las incidencias ahí mismo, por eso madrugué, pero no hubo forma», lamenta.