Despedidas de solteros con charanga y megáfonos en la plaza de 25 de Mayo que acaban en los pasillos del Mercado Central, consumo desmedido de alcohol en horario comercial y matutino, invasión de los puestos y las escaleras con botellas y latas hasta pasadas las cinco de la tarde (ya con el recinto cerrado al público mientras los vendedores limpian los puestos) y roces continuos con los clientes habituales, muchos de ellos personas mayores y familias. Es el panorama que describen concesionarios y trabajadores de distintos gremios del Mercado Central de Alicante -pescaderos, carniceros, charcuteros, panaderos, fruteros y floristas-, ante el desmadre que consideran que se está produciendo los sábados con el tardeo. Un problema agravado desde el inicio de las mascletàs de Hogueras en Luceros.

Los placeros han recogido más de 250 firmas que adjuntan a un escrito de queja remitido al Síndic de Greuges, al que reclaman que intervenga para acabar «con el consumo indiscriminado de alcohol» que afirman se está produciendo en la plaza del 25 de Mayo y en los pasillos del Mercado Central de Abastos los sábados entre las 12.30 horas y las 15 horas. «Nos dirigimos a usted solicitando su intervención para solucionar un grave problema que desde hace unos años, y sábado tras sábado, viene sucediendo (...). Consiste en la autorización implícita del consumo indiscriminado de alcohol en los dos puntos antes mencionados», la plaza 25 de Mayo y el recinto de abastos, que los comerciantes recuerdan que son vía pública y dependencias municipales, respectivamente. Es por este motivo que arremeten en el escrito con dureza contra el Ayuntamiento al entender que «ampara e incluso podríamos afirmar que legaliza dicha actividad, destinando recursos humanos y materiales -hasta 8 agentes de la Policía Local- únicamente para observar de brazos cruzados cómo la gente bebe en la calle».

Los placeros piden al Síndic que haga cumplir las ordenanzas municipales que prohíben el consumo de alcohol en la calle y que no se consienta, ni en la plaza ni dentro del Mercado. «Si no estamos equivocados, no está permitido, y partiendo de esta premisa básica, creemos que alguien debe tomar las medidas correspondientes». Los concesionarios y trabajadores consideran que en este problema confluye el agravante de que dicha actividad «aparte de realizarse en plena calle y a la vista de todo el mundo», transcurre en un horario comercial matutino, en el que familias enteras, «cada vez menos desgraciadamente», se desplazan a efectuar sus compras con jóvenes y niños que observan dicha actividad como algo cotidiano».

También han presentado ante el Ayuntamiento otro escrito solicitando medidas para controlar y evitar «el consumo masivo y descontrolado de alcohol (...) sin que nadie ponga remedio, en la plaza del 25 de Mayo, pasillos y zonas comunes del Mercado», que está firmado por Evaristo José López-Polano, quien encabeza la queja junto al carnicero Vicente Moltó; el frutero Joaquín García; el charcutero Juan Manuel Martínez; la panadera Mari Carmen Fenoll; y el florista David Carbonell.

Los placeros quieren aclarar que no están en contra del tardeo en la zona, siempre que sea una actividad reglada que se desarrolle en veladores y terrazas de la plaza 25 de Mayo o en los establecimientos de restauración que ya existen dentro del Mercado Central. Lo que critican es que haya derivado en un hábito de consumo de alcohol. «Para nosotros es un botellón casi legalizado, porque el Ayuntamiento además pone unas vallas para que los clientes puedan entrar al Mercado y la gente se mete ahí. Y ahora que empieza a hacer calor buscan sombra y se quedan debajo de los toldos de los puestos de las flores o con los botellines a beber dentro del Mercado», afirman.

«Esto se ha convertido en un punto de partida de fiestas y despedidas de soltero. Vienen a beber y como mucho compran bandejas preparadas de charcutería, que tampoco quieren este perfil porque no hacen negocio. En general, el Mercado está perdiendo clientela habitual los sábados», señala López-Polano. Los placeros indican que a partir de la 13.30 empiezan a echar el cierre pues el público que va a hacer la compra se empieza a marchar al sentirse agobiado por los jóvenes que entran a beber, ya que muchos chocan con los carritos. «No sólo perdemos nosotros negocio. Se crean tensiones entre quienes están bebiendo, los clientes habituales y los propios concesionarios». Algunos, como Vicente Moltó, que tiene su puesto de carne justo en la entrada, se ve obligado a bajar las persianas laterales cuando quienes entran a beber se apoyan en su tienda. Otra queja es que invaden las escaleras con la bebida y rompen botellines.«Esto perjudica la imagen de Alicante, parece una ciudad en la que se permite el consumo de alcohol. Igual la ciudad necesita esta actividad pero éste no es el sitio. Si esto pasara en Maisonnave o en Luceros, ¿qué ocurriría?», se preguntan.

Representantes de los distintos gremios de comerciantes explican que acudieron el pasado lunes al Ayuntamiento «pero nos recibió la jefa de servicio, es decir, una técnico, en lugar de la concejala».

Precisamente, el grupo popular de gobierno en el Ayuntamiento acaba de acordar la reversión de la organización policial que acordó el PSOE y ha destinado ocho policías más a controlar el tardeo y el «top manta» en un dispositivo en vigor a partir de mañana.