La situación de los 629 inmigrantes que transporta el buque de rescate Aquarius es delicada. Sin apenas comida, salvo los 800 paquetes de fideos que ayer les entregó un barco de la marina maltesa, la embarcación seguía al cierre de esta edición fondeada y sin rumbo fijado a 27 millas náuticas de Malta. La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) desaconsejaba ayer que el barco emprendiera el viaje de tres días hasta València al superar su capacidad máxima y resultar inseguro y peligroso recorrer las 700 millas náuticas que les separan. «Emprender este trayecto supondría reducir notablemente la capacidad de respuesta ante un posible naufragio», indicaron desde la organización humanitaria, quien agradeció el gesto del Gobierno español de acoger a los 629 inmigrantes que se encuentran a bordo del barco, pero pidió más información para dar el siguiente paso.

MSF solicita el desembarco inmediato de las personas que se encuentran a bordo, ya que si emprenden el viaje hasta València las labores de búsqueda y rescate se verían perjudicadas. «Migrantes y refugiados siguen saliendo cada día de Libia en botes», advierten.

Asimismo, la larga travesía pondría en riesgo a aquellas personas más vulnerables, como las siete mujeres embarazadas que van en el barco y quince personas que presentan quemaduras graves, así como pacientes críticos por hipotermia y ahogamiento. Por el momento, la única ayuda que han recibido fue la entrega ayer por la tarde de 950 botellas de agua, 800 paquetes de fideos instantáneos y algunos refrigerios.

Si finalmente retoma el viaje hasta el puerto de València, se calcula que llegue a final de semana. La Autoridad Portuaria indicó que todavía no se ha decidido la zona de atraque.