Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«La vacunación también es para los adultos, un sarampión puede matar»

Defiende que gracias a la inmunidad ha aumentado la esperanza de vida de la población y que los efectos secundarios se limitan a reacciones locales

María Garcés, durante unas jornadas de vacunación. INFORMACIÓN

Además de ser miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, María Garcés también desarrolla un papel fundamental en el área de vacunas de la Fundación Fisabio. En la actualidad, participa como investigadora en dos ensayos clínicos, uno con vacuna frente al Virus Respiratorio Sincitial (VRS) y otro con la tetravalente en niños. Forma parte del comité autonómico de ensayos clínicos y del uso racional del medicamento, cuenta con más de 60 publicaciones en revistas nacionales e internacionales, más de 200 conferencias impartidas y 14 ensayos clínicos como investigadora principal. La doctora fue codirectora de las últimas Jornadas de Vacunas celebradas en Alicante.

P ¿Qué coberturas de vacunación tiene la provincia?

R Las coberturas de la Comunidad Valenciana, Alicante ciudad y la provincia son muy elevadas y cercanas al cien por cien, sobre todo en los menores de cinco años. Estas cifras son excelentes dado que las coberturas vacunales que sobrepasan el setenta por cien no solo protegen al individuo vacunado, sino que también al resto de la población.

P ¿Han mejorado estas cifras con respecto a años anteriores?

R Se mantiene estable en los menores de cinco años y ha mejorado en la vacuna del papiloma en la niña adolescente, estando por encima del 70%. Tras más de diez años de vacunación frente al papiloma, los datos que se tienen confirman su completa seguridad, tras millones de dosis administradas a nivel mundial. Sabemos que es una vacuna muy segura y tenemos datos disponibles de países como Australia, en donde han conseguido prácticamente hacer desaparecer las verrugas genitales provocadas por este virus y ahora están vacunando también a los varones con el objetivo de erradicar el virus. En la actualidad sabemos que este virus no solo produce cáncer de cuello de útero, también de vulva, pene y ano, además del 30% de los tumores de garganta y faringe, y algunos estudios apuntan a que pudiera estar implicado en algunos de los cánceres de pulmón.

P ¿Cree, por lo tanto, que debemos seguir el ejemplo de Australia e inmunizar a los varones frente al papiloma?

R Los pediatras sabemos que es una vacuna muy importante y segura, y así se lo trasmitimos a los padres de nuestros pacientes. En la actualidad, consideramos que el varón también debería ser vacunado frente a esta infección. Aunque su riesgo de cáncer es menor que en la mujer, podría protegerse frente a los cánceres del área genital presentes en este sexo, así como de las verrugas. Además, si la vacunación fuera general, sería más sencillo llegar a coberturas por encima del 90%.

P Como pediatra, ¿qué argumentos utiliza para convencer a los padres escépticos sobre la importancia de vacunarse?

R Las vacunas, junto con la potabilización de las aguas, son la medida de salud pública que más vidas han salvado. En 1980, gracias a la vacuna de la viruela, esta enfermedad se convirtió en la primera erradicada de la faz de la tierra. Las enfermedades prevenibles mediante vacunación no son leves. Todas ellas tienen el potencial de producir lesiones en aquellas personas que las padecen, y pueden matar. La prevención mediante vacunación es la medida más eficaz que disponemos para evitar el riesgo de padecer la enfermedad y estar expuestos a su morbilidad y mortalidad. Las vacunas han incrementado la calidad y la esperanza de vida de toda la población en el pasado siglo.

P Pero hay efectos secundarios.

R Todos los fármacos tienen riesgo de efectos secundarios. A las vacunas, al administrarse a personas sanas, se les exige la máxima seguridad con los menores efectos secundarios de todos los fármacos comercializados. Las vacunas son más seguras incluso que el paracetamol que administramos a los niños. La población consume antibióticos en muchas ocasiones no prescritos por su médico y no sabe que los antibióticos pueden generar hepatotoxicidad que puede producir un fallo hepático y la necesidad de un trasplante. En cambio, las vacunas son mucho más seguras y sus efectos secundarios se limitan en la mayoría de los casos a reacciones leves locales por ser una inyección o, como mucho, a un proceso febril que dura menos de 24 horas.

P Sin embargo, muchas personas dicen haber padecido la gripe

R Es totalmente imposible. Lo que sucede es que se han infectado con otro virus respiratorio. La vacuna de la gripe sólo contiene dos pedacitos del virus que no pueden producir enfermedad, pero sí nos ayudan a producir protección frente al virus.

P ¿Por qué no son 100% eficaces?

R La mayoría son eficaces en un porcentaje cercano al 100%. Lo que sucede es que cada vacuna es diferente y tiene la capacidad de proteger de una enfermedad de forma distinta. Por ejemplo, dos dosis de triple vírica aseguran una protección de más del 99% de sarampión. Pero es necesario administrar dos dosis para adquirir esta protección. También puede suceder que una persona tenga una enfermedad por la que su sistema inmune funcione inadecuadamente y sea incapaz de producir defensas tras la administración de la vacuna. Como decía antes, si el resto de la población está vacunada, esta persona se vería protegida gracias a los demás, al dejar de circular el virus entre la población. Muchos científicos han dedicado su vida a desarrollar vacunas que en la actualidad han hecho desaparecer enfermedades graves en los dos primeros años de la vida.

P ¿Es mejor la inmunidad natural que la adquirida?

R Los beneficios de la inmunidad adquirida mediante vacunación superan a los graves riesgos de padecer la enfermedad. Por ejemplo, padecer una meningitis no te protege de volver a padecer otra meningitis. Sólo las vacunas te protegen de la enfermedad. La inmunidad producida por el sarampión padecido como enfermedad es comparable al producido por la vacuna. En cambio, padecer el sarampión provoca encefalitis en una de cada 1.000 personas que la padecen y mata a 2 de cada 1.000 personas. Con la vacuna, en cambio, el riesgo de padecer una reacción alérgica grave es sólo de un caso por millón.

P ¿Es más económico vacunar a todos los niños que tratar a los que enferman?

R Sin duda alguna, es muchísimo más económico. Las vacunas producen efectos adversos escasos y leves, por tratarse de los fármacos más seguros que existen en la actualidad. Las enfermedades producen complicaciones que en muchos casos son graves y dejan secuelas, y suponen un mayor gasto sanitario. Por ejemplo, con la vacunación frente al rotavirus, en un estudio realizado en la Comunidad Valenciana por nuestro equipo del área de vacunas de Fisabio, estimamos que el ahorro sanitario fue de 6 millones de euros por cada 100.000 niños vacunados.

P Expertos en vacunas han advertido recientemente del riesgo de que se reactiven nuevos brotes de sarampión, ¿cuál es el motivo?

R El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas. Es seis veces más contagiosa que la gripe. En la actualidad, los niños pequeños tienen coberturas vacunales muy elevadas, pero hay sectores que no recibieron esta vacuna o que solo se pusieron una primera dosis. La vacunación no sólo es cosa de niños. Los adultos deben revisar su calendario y protegerse mediante la vacunación. Un sarampión en un adulto es una enfermedad grave que puede llevar a la muerte. La mayoría de brotes se deben a personas procedentes de otros países, donde no se han vacunado, por niños o adultos mal vacunados.

Compartir el artículo

stats