Hasta ahora eran zonas cerradas prácticamente a cal y canto en las que aquellos pacientes en un estado más crítico permanecían prácticamente las 24 horas del día aislados de su familia. Pero las Unidades de Cuidados Intensivos de los hospitales están dando un giro de 180 grados buscando el bienestar no sólo del enfermo, también de sus familiares y de los trabajadores de este servicio, en ocasiones más afectados por el estrés que otros compañeros. El Hospital de Sant Joan es una buena muestra de cómo la humanización puede transformar un espacio a priori tan delicado.

El cambio comenzó hace unos años con la adecuación de los horarios de visita. De media hora por la mañana y media por la tarde se ha pasado a tres horas repartidas a lo largo del día. «Tampoco somos ya tan estrictos con el número de familiares que pueden entrar, antes muy limitado a sólo dos, y ya no tienen que vestirse por completo de verde para ver a su familiar», explican Ángel Sánchez y Cristina Fernández, jefe de la UCI de Sant Joan y enfermera supervisora de este servicio. Ahora se intenta hacer coincidir las visitas de las familias con el horario de las comidas, de manera que haya una mayor interacción en esos momentos entre el enfermo y sus seres queridos.

Pero los cambios no acaban ahí. Los pacientes de la UCI de Sant Joan también pueden hacer uso de nuevas tecnologías como el móvil o las tablets, «siempre con limitaciones y bajo control. Por ejemplo, es preferible que hagan uso del Whatsapp a que reciban muchas llamadas, lo que puede estresarles más», añade Ángel Sánchez. El servicio también ha incorporado relojes y calendarios para que los enfermos estén más orientados y en breve prevé instalar televisores que les hagan más amenas las largas horas que deben pasar encamados.

Debido al delicado estado de salud en el que se encuentran los enfermos, en la UCI debe imperar el silencio, por lo que en un futuro próximo también se van a instalar sonómetros que alertarán cuando el ruido es demasiado elevado. «Hay que tener en cuenta que en este servicio hay mucho sonido ambiental procedente de máquinas, pitidos y alarmas que en ocasiones puede ser muy molesto para los enfermos».

En breve también comenzará la obra para habilitar un espacio del servicio como habitación del duelo, para que las familias puedan despedirse de sus seres queridos en total intimidad.

En cuanto a los trabajadores, explica Ángel Sánchez, «se han pasado encuestas para medir su nivel de desgaste y en caso de detectar algún trabajador quemado, poder actuar cuanto antes para que el clima laboral sea el mejor posible». Estos cambios forman parte del plan de la Conselleria de Sanidad, Mh+UAC, encaminado a mejorar la humanización dentro de las 44 Unidades de Cuidados Intensivos de la Comunidad.

Cristina Fernández y Ángel Sánchez explicaron los detalles de este plan ayer en una jornada sobre humanización celebrada en el Hospital de Sant Joan a cargo de la Comisión de Humanización del centro sanitario.