La Concejalía de Medio Ambiente ha comenzado esta semana a retirar las decenas de pinos secos que se acumulan en la Serra Grossa, en concreto en la parcela de propiedad municipal que hay detrás del colegio Jesuitas. La sequía y la plaga del tomicus ha ido provocando en los últimos años la muerte paulatina de estos ejemplares, que además el viento ha arrancado de sus raíces en una estampa desoladora de uno de los pocos pulmones verdes que tiene la ciudad.

Durante los últimos meses los vecinos han alertado del peligro que los árboles secos representan de cara a un posible incendio forestal, sobre todo ahora que empiezan a subir las temperaturas.

Trabajadores de Medio Ambiente llevan toda la semana retirando los árboles muertos e introduciéndolos en una biotrituradora para convertirlos en astillas que después se esparcen por el suelo, según han explicado fuentes de la concejalía.

De esta manera se da más espacio a los pinos vivos para crecer y ganar en porte y se evita que la plaga del tomicus avance. Por lo tanto, no está previsto sustituir los ejemplares que se han retirado por nuevos árboles. «La zona afectada fue reforestada hace 40 años por el colegio Jesuitas y los árboles se plantaron con muy poca separación entre ellos. Los que han muerto son los que más débiles estaban por la falta de espacio», explican estas mismas fuentes.

Lo que sí se está barajando a largo plazo es acometer actuaciones en esta sierra para evitar la erosión que ocasionan las lluvias intensas, por ejemplo instalando riego por goteo o arbustos que frenen esa degradación del terreno. Los trabajos de desbroce está previsto que se prolonguen toda esta semana.

La parte de la Serra Grossa sobre la que se está trabajando es propiedad del Ayuntamiento, pero hace años pertenecía al colegio Jesuitas, que con el desarrollo urbanístico cedió los terrenos al consistorio a cambio de que fueran destinados al uso y disfrute de todos los alicantinos.