El Puerto de Alicante ha comenzado a recibir barcos de pesca del resto de España y Francia que la próxima semana iniciarán la campaña del atún rojo en el Mediterráneo en una acción coordinada por la Llotja d'Alacant, la mercantil alicantina que en febrero de 2017 consiguió la concesión del Puerto para explotar la antigua lonja del Pescado de Alicante, y posteriormente para comercializar pez espada y atún rojo, especies muy valoradas en el mercado. Ayer, los barcos aprovecharon su amarren en Alicante para descargar varios cientos de kilos de boquerón y sardina dirigidos especialmente al mercado local. En el primer trimestre del año por el Puerto de Alicante han entrado 327 toneladas de pescado fresco, un cifra de casi cuadruplica a las 96 toneladas descargadas en el mismo periodo de 2017.

El atún rojo es capaz de superar los 400 kilogramos en peso. A lo largo de la historia ha sido muy apreciado como alimento de lujo. El valor en el mercado ya era alto desde los tiempos de la Grecia Antigua y se sabe que ya los fenicios comerciaban con su carne. Más allá de su valor comercial como alimento, su gran tamaño, velocidad y la fuerza que despliega como depredador ha atraído la admiración desde antiguo de los pescadores.

El atún rojo es además la base de una de las pesquerías más lucrativas del mundo. Los ejemplares de medio y de gran tamaño están muy perseguidos por el mercado japonés, donde se consumen como «sushi» y «sashimi». El atún se captura por pescadores profesionales usando técnicas de cerco, pesca con palangre y arpón.

La Conselleria de Agricultura y Pesca concedió en febrero de 2017 a la mercantil Llotja d`Alacant para la apertura de la actividad comercial en la Lonja del Pescado del Puerto de Alicante tras casi un año de gestiones desde que los empresarios alicantinos Felipe Fuster y Franciso Mira se hicieran con la concesión. En la lonja, ubicada en el muelle de poniente, se vende pescado fresco a las pescaderías y restaurantes que cuenten con los avales, no a particulares.

El consejo de administración del Puerto había aprobado en abril de 2016 adjudicar a la mercantil Llotja d´Alacant la gestión de la Lonja del Pescado, una infraestructura cerrada desde hace 10 años, que llevó incluso a la quiebra a la Cofradía de Pescadores de Alicante, y que el año pasado recuperó su actividad de comercialización del pescado en primera venta. Para ello, la empresa que se la quedó, vinculada mayoristas de pescado de Alicante y que tiene su sede en los propios muelles, paga un canon de cien mil euros al año al puerto.

El pescado y el marisco fresco de bahía y del Mediterráneo que se vende, por ejemplo, tanto en pescaderías como en grandes supermercados, llega desde las lonjas de Altea, La Vila y Santa Pola. De ahí el reto de la mercantil, constituida por Francisco Mira, propietario de Pescados Mira y Felipe Fuster, de Alicante Port, de buscar mercancías para un edificio de 3.000 m2.

El Puerto de Alicante fue puntero hasta 2003, cuando la lonja llegó a mover 50.000 kilos de pescado. Hasta la dársena llegaban barcos pesqueros del resto de Torrevieja, Santa Pola, Murcia y Almería a vender sus capturas. La cofradía decidió entonces aumentar el negocio e impulsó la construcción de un inmueble que costó 3,5 millones confiada en unas ayudas de la UE que nunca llegaron. Los bancos, Caja Duero en su día, embargaron y el edificio volvió al Puerto.