El cachete e incluso una bofetada a tiempo siguen estando a la orden del día. Más de la mitad de los padres creen que se trata de una medida adecuada «a veces» y el 16% opina que resulta apropiado «siempre».

Las conclusiones de la investigación llevada a cabo por la doctora en Psicología, de la Universidad de Alicante Ana Rosser, entre 225 menores y 96 adultos, padres y madres de los niños evaluados, revelan la «necesidad de poner en marcha iniciativas orientadas a dotar a los padres y educadores de herramientas adecuadas para educar y corregir a los menores».

La Unión Europea se ha interesado por estos propósitos y ha concedido financiación para el proyecto HandsUp que lleva a cabo la UA con otros cuatro países: Grecia, Portugal, Bulgaria y Alemania.

La postura mayoritaria de los padres acerca del castigo físico a los hijos, aunque sea puntualmente, se ve ratificada por otro de los resultados de la investigación ya que uno de cada tres de los encuestados consideran adecuado «zarandear o agarrar al niño para hacerse obedecer», extremo que para un 13% debería llevarse a cabo «a menudo o siempre».

Entre los menores encuestados también el 34,5% confiesan haber recibido azotes, cachetes o bofetones por parte de sus padres ante su «mal comportamiento».

Integrado por especialistas psicólogas así como de la abogacía y de la comunicación audiovisual, el equipo de investigadoras de la UA acaba de lanzar una aplicación gratuita para contribuir a la difusión y concienciación de la erradicación del castigo físico a los menores, extremo que todas ellas descartan rotundamente.

«Las estrategias educativas de carácter más aversivo están ampliamente relacionadas con consecuencias negativas en el menor» especifica la psicóloga social Victoria Tur. Y cita derivadas contrastadas por los expertos: El mayor riesgo de presencia de maltrato o abuso físico sobre el niño; que el menor maltratado a su vez azota golpea a otros niños; una peor calidad de las relaciones entre el padre y el hijo; y el desarrollo de problemas de ajuste psicológico, entre otros.

Tur añade que en cualquier país y cultura, un altísimo porcentaje de la población piensa que un cachete o un bofetón son tolerables. «Es un problema histórico que lleva a aparejada cierta inercia social. Se ha intentado recurrir a esas prácticas antes que al diálogo pero la pautas educativas ya son otras, la interacción en las familia es más democrática y ha cambiado la forma de pensar porque el niño está más empoderado».

Pautas

Así que lo que están intentando es difundir sus resultados y hacer llegar a la población de forma generalizada las pautas más habituales para educar a los hijos de una forma positiva, gracias a que la Comisión Europea ha decidido financiarlo.

Que la última estadística del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sobre el castigo en menores hace una década, refleje que el 60% de la población española pensaba que «un cachete a tiempo evita mayores problemas», quieren contrarrestarlo las investigadoras con la sensibilización que introducen en los consejos y los test a completar en la app «HandsUp». Al completarlos ofrece una puntuación en función de los resultados obtenidos ante cuestiones del tipo «¿ser padre o madre te hace sentir satisfecho y feliz?»; «¿sientes que has logrado ser el padre que esperabas?»; o bien, «¿consideras que las decisiones que tomas con tus hijos son adecuadas para ellos?».

La aplicación ofrece asimismo los efectos negativos y alternativas positivas frente al castigo, como son la necesidad de poner límites y normas claras desde que son bien pequeños, así como de respetar las rutinas porque eso genera un ambiente relajado en el hogar.

Para cada una de las etapas de los niños los consejos son distintos, siempre bajo la premisa de la tolerancia cero a la bofetada o el zarandeo. «Como la gente interactúa tanto con las tecnologías pensamos que una app era una buena forma de hacer llegar la concienciación sobre este tema», apunta Tur, mientras siguen adelante con un proyecto en el que también incluyen desde el equipo investigador de Alicante propuestas para mejorar la legislación al respecto.

Concepción Torres, abogada y mediadora, profesora de Derecho Constitucional en la UA, contribuye en el marco de este proyecto europeo, HandsUp, con una serie de propuestas sobre un Plan de Acción Nacional para que se revise la legislación de ámbito tanto civil como penal en función de la normativa internacional y de la Unión Europea desde la base de la eliminación del castigo corporal a menores.

Sugiere a su vez que se desarrollen programas específicos tanto sobre los nuevos modelos familiares, como sobre la disciplina positiva para padres, con alternativas al uso de la violencia en el ejercicio de la responsabilidad parental.

Todas estas medidas las ha expuesto el equipo investigador alicantino en el último encuentro del programa celebrado en Bruselas, a las que añaden la necesidad de formar y especializar a los responsables jurídicos en contacto directo con los menores para que se apliquen las últimas modificaciones de las leyes que sitúan el interés superior del menor y su derecho a ser escuchado.

En el ámbito educativo también consideran las investigadoras que hay mucho por hacer, a partir de la «formación y sensibilización sobre modelos educativos que garanticen y sean respetuosos con los derechos de los menores».

La diversidad de programas escolares sobre resolución de conflictos consideran estas expertas que contribuyen de forma muy positiva a concienciar y llevar a la prática la erradicación del maltrato, objetivo de la investigación.