Un informe de la plataforma on line líder en la defensa de los derechos de los pasajeros que utilizan el avión como medio de transporte, AirHelp, destaca que el 47% de los viajeros se consideran maltratados por las aerolíneas de bajo coste. Según el trabajo de campo, uno de cada cuatro viajeros que sufren incidencias en sus vuelos es debido a que se quedan "tirados" en el aeropuerto por retrasos, no reciben información suficiente al respecto, ni ayuda al cancelarse el vuelo, ni comida o bebida a lo largo de la espera.

Según la legislación comunitaria, las aerolíneas deben proporcionar a los pasajeros que hayan sufrido retrasos, de más de dos horas con una distancia de vuelo de al menos 1.500 kilómetros, con comida y bebida, ofreciéndoles la posibilidad de hacer dos llamadas telefónicas o enviar dos emails.

Además, si fuese necesario, las aerolíneas también tendrán que proporcionar alojamiento y transporte donde se haya producido la incidencia si los pasajeros deben esperar al día siguiente para la salida de su vuelo. El 80% de los vuelos del aeropuerto de Alicante-Elche son operados ya por compañías de bajo coste.

Pero existen aún más razones por las que los pasajeros se quejan del mal funcionamiento ofrecido por las aerolíneas. Por ejemplo, un 19% de los encuestados por la compañía aseguraron que tenían muy poco espacio para las piernas a la hora de volar. Es más, casi uno de cada diez encuestados afirma haberse enfrentado con el personal aéreo por su carácter agresivo y grosero. Además, el 12% de los encuestados se vio obligado a facturar su equipaje de mano, el 7% se vieron obligados a cambiar de asiento a pesar de tener un sitio reservado y el 7% sufrieron los costes ocultos de las aerolíneas.

Paloma Salmerón, directora de comunicación de AirHelp, considera que "durante los últimos años ha habido un exceso de ofertas de aerolíneas en Europa, lo que ha provocado una guerra de precios extrema, especialmente en las rutas más populares para pasar las vacaciones en Europa. Por lo tanto, las aerolíneas cancelan una gran cantidad de servicios a expensas de sus pasajeros con el fin de maximizar sus ganancias. Entre otras cosas, las aerolíneas optan por instalar más filas de asientos para que se pueda transportar el máximo de pasajeros posibles. Además, solo se permite a los viajeros viajar con el equipaje de mano e incluso, a veces, no se les permite llevarlo en cabina".

Todo ello tiene como consecuencia que la comodidad de los viajeros sea mínima. "Así, los resultados de nuestra encuesta muestran que casi cinco de cada diez pasajeros aéreos en Europa sienten que las aerolíneas les están maltratando. Las aerolíneas tienen el deber de actuar de tal forma que favorezcan al cliente para recuperar la confianza de sus pasajeros", señala Salmerón.

Para vuelos retrasados, cancelados o en caso de denegación de embarque, los pasajeros tienen derecho a recibir una compensación de hasta 600 euros por persona y trayecto, siempre que el vuelo se realice dentro de la Unión Europea y la razón de la incidencia esté causada por la aerolínea. Así, los pasajeros podrán reclamar hasta tres años después a la fecha del percance con su vuelo.

Ante situaciones consideradas como "circunstancias extraordinarias", como pueden ser tormentas o emergencias médicas, los pasajeros no tienen derecho a recibir ninguna indemnización, y la aerolínea está exenta de compensar a los pasajeros aéreos.

Los casi 12,6 millones de pasajeros extranjeros que entraron o salieron de la provincia por el aeropuerto de Alicante-Elche en 2017 han aupado al aeródromo al cuarto puesto de España en tráfico «low cost» superando a Barajas y desbancando a Girona, que ha perdido su papel estelar tras el traslado de casi todos los vuelos de Ryanair a Barcelona.

El espectacular crecimiento de las aerolíneas de bajo coste que han apostado por Alicante como Norwegian, Jet2.com, la propia Ryanair y las rusas ha aupado al aeropuerto a liderar este tráfico. Coyuntura que causa división de opiniones en el sector turístico por el desigual nivel de gasto de estos usuarios, pero celebra sin matices Aena, que asegura que los pasajeros de las compañías «low cost» no son necesariamente viajeros con bajo poder adquisitivo.