El Consell ha constatado una mejora en la gestión del tratamiento de los graneles en el Puerto y ha renovado la autorización para mover cemento y clíncker hasta que lleguen las naves cerradas, que deben ser como las del puerto de Santander, según ha exigido la consellera Elena Cebrián en las Cortes, parlamento autonómico en el que a mediados del año pasado se aprobó una resolución exigiendo que los graneles dejaran de moverse al aire libre. Según la Conselleria de Medio Ambiente, en los primeros 122 días de año (hasta el pasado 2 de mayo), los sensores han detectado que se han superado los niveles permitidos en 9 días, una mejora que «no es suficiente por lo que hay que seguir trabajando», asegura la consellera. Por su parte, Puertos del Estado ha remitido una carta a la propia Cebrián en la que le recuerda que debe ser la iniciativa privada la que financie la inversión pese a que el muelle es público.

La Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente firmó la nueva resolución autorizando el movimiento de graneles el pasado 25 de abril al entender que se han adoptado las medidas de prevención exigidas. En los 122 días que van de 2018 (hasta el 2 de mayo) la emisión de partículas vulneró los valores máximos, lo que supone un episodio cada 13,5 días. En 2017 hubo, según el Consell, 23 días con alternaciones, una cada 10,5 días. «¿Es suficiente? Creemos que no, pero el Puerto puede seguir operando de forma temporal y condicionada hasta llegar a la mejor solución para todas las partes, que es la construcción cuanto antes de las naves cerradas cuya tramitación ya ha puesto en marcha el Puerto», subraya la consellera Elena Cebrián.

De hecho, la Policía Autonómica tiene orden de vigilar si se cumplen las medidas preventivas y el uso de la tolva ecológica. Los vecinos afectados aseguran, por su parte, que siguen sin taparse con lonas las montañas de material que se depositan en los muelles hasta su embarque.

Medio Ambiente abrió en noviembre de 2017 un segundo expediente sancionador -por tres delitos calificados como graves que se acompañaron de una multa de 70.000 euros- al Puerto de Alicante por haber seguido incumpliendo las medidas correctoras que le exigió la Dirección General de Cambio Climático y Calidad Ambiental para darle la autorización ambiental del movimiento de graneles en los muelles 13, 15 y 17 del Puerto. El momento más crítico llegó el pasado enero cuando el Consell llegó a parar la operativa que respaldó en un auto el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.

El Puerto comenzó a reconducir la situación y el 20 de febrero presentó un nuevo plan de medidas y el compromiso de construir las naves cerradas, que irán en una terminal específica siempre que la Autoridad Portuaria encuentre inversores privados. Iniciativa que deben ejecutar, en principio, las tres empresas que trabajan los graneles y de Cemex, la multinacional que gestiona la cementera de San Vicente que utiliza el Puerto para sus exportaciones. El presidente del Puerto, Juan Antonio Gisbert, ha dejado claro desde el primer día que habrá naves si la empresa privada responde. Si no es así, y al final de año el tema no está resuelto, será complicado que siga moviéndose granel en el Puerto, una actividad que representa la mitad de su tráfico y mantiene cientos de empleos directos e indirectos.

Medio Ambiente exige, mientras se construyen las naves cerradas, que haya lonas para cubrir el material que se almacena en los muelles, que se moje, que los acopios no superen en altura las pantallas cortavientos y que los camiones no abandonen los muelles sin una limpieza previa de las ruedas y los bajos para evitar que las partículas entren en la ciudad.

La alarma social que sigue provocando el movimiento de graneles contrasta con el informe del Instituto Universitario de Ingeniería de Proceso Químicos de la Universidad de Alicante en colaboración con investigadores de la Miguel Hernández ilicitana, que concluyó que la calidad de aire en el entorno del Puerto en 2017 cumplía con la normativa ambiental y del Plan de Calidad del Aire de l`Alacantí, aunque está por debajo de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de ahí que los investigadores apostaran por mejorar las medidas de prevención.