El consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Alicante debe decidir en las próximas semanas si acepta la única oferta con la que cuenta para hacerse con la gestión del complejo de ocio Panoramis -dársena de poniente- tras la liquidación de la mercantil Marina de Poniente, que llegó al centro en 1996 pero nunca logró sacarle rentabilidad, pese a que en sus inicios la empresa llegó a ocupar todos los locales.

Hoy, tras el último intento fallido hace dos años del empresario Enrique Ortiz de relanzarlo como mercado gourmet (el entonces concejal de Urbanismo Miguel Ángel Pavón paró las obras al detectar irregularidades administrativas y no volvieron a reanudarse), el Puerto sólo tiene una oferta de unos dos millones de euros del grupo de empresas de Juan Carlos Ramírez, expresidente del Hércules, íntimo amigo de Ortiz, que se ha quedado sólo tras la retirada de Jordi Vilaplana, industrial que gestiona, entre otros, el hotel Villa de Muro, y del grupo internacional que apostó en su día por el centro.

La deuda de Marina de Poniente era de seis millones de euros y quedan dos opciones, ambas complicadas. Aceptar la oferta de Ramírez perdiendo junto a los bancos cuatro millones de euros, o que el Puerto rescate la concesión y busque un concesionario que pague la deuda, escenario prácticamente imposible. El administrador judicial ya ha presentado su informe, con lo que la pelota está en el tejado de los técnicos del Puerto y el presidente, Juan Antonio Gisbert.

Mientras, el Panoramis sigue agonizando pese a que los cines funcionan y se mantienen abiertos un gimnasio, un centro para fiestas infantiles, un restaurante americano que, curiosamente, ha funcionado desde el primer día y una cafetería que rinde directamente sus cuentas al Puerto. Esporádicamente se celebra algún evento y en la zona del Varadero (que no forma parte del Panoramis), y donde se ubica el restaurante Monastrell, con una estrella Michelín, y un parking para 500 coches.

El grupo de empresas de Ramírez es el único que ha mantenido una oferta en firme para hacerse con el complejo de ocio Panoramis, en el juzgado de Alicante que ha instruido el proceso de liquidación de la empresa Marina de Poniente desde el verano de 2016. La gestora del edificio propiedad del Puerto entró en 2012 en concurso tras acumular una deuda cercana a los seis millones de euros con la Autoridad Portuaria y los bancos acreedores.

Rechazado el plan de viabilidad presentado en 2013 la idea del empresario cuya oferta es la única que está sobre la mesa del juez es seguir con la idea de potenciar el centro con restaurantes, pubs y ocio. Marina de Poniente se constituyó en 1996 para asumir la gestión del segundo centro de ocio del Puerto de Alicante tras el construido en los muelles de Levante, cuando se decidió abrir el Puerto a la ciudad.

En los primeros años llegó a funcionar y el centro atrajo a restaurantes, cines, tiendas, pubs y bares, pero Panoramis comenzó una deriva que le llevó a convertirse en un lugar «fantasma» en 2012, cuando Marina de Poniente entró en concurso de acreedores. Al final, todo se liquida y ahora toca empezar de nuevo. En el camino se han quedado empresarios como Enrique Ortiz, o los grupos Borja y el grupo Vectalia. Éste último se salió en 2014.

El último intento llegó ahora hace dos años, cuando el constructor Enrique Ortiz, todavía en Marina de Poniente, aunque nunca llegó a tener más del 15% de la sociedad, encargó a la empresa Sianliving la gestión del centro. Se anunció entonces la construcción de un mercado gourmet con 56 barras al estilo de los que funcionan en Madrid, Barcelona o Sevilla. Comenzaron las obras pero Urbanismo las paró por excesos en la licencia. Solventado el problema con el Ayuntamiento, el tema volvió a paralizarse.