Ha hecho falta más de un año de duras negociaciones en las que se ha concretado hasta el cambio de titularidad de los móviles que usaban los miembros de la familia con cargo a Samar Internacional, la empresa del plástico y motor económico de los Sala, para que los cuatro hijos del expresidente de la CAM y de María del Carmen Martínez rubriquen el acuerdo con el que a su ruptura familiar suman ahora la empresarial. Una firma que tuvo lugar ayer en una importante notaría de Madrid y con la que cumple el que ha sido el objetivo del primogénito desde que asesinaron a su madre: separarse por completo de sus tres hermanas, quienes apoyan sin fisuras al marido de la pequeña, Miguel López, único sospechoso de su muerte.

Con base en este convenio, el primogénito de los Sala es desde ayer el único propietario de Samar tras comprarle a las tres mujeres sus participaciones en la mercantil del plástico por casi 48 millones de los que más de 36 los tiene que abonar en un cheque bancario o mediante una transferencia a través del Banco de España. Una circunstancia que ha retrasado la firma (prevista inicialmente para el 9 de febrero y después para el 9 de abril) por la dificultad para conseguir una financiación de este calibre en un tiempo limitado.

«Vicente tiene ahora el plástico y un montón de deudas». Así resumía ayer un conocedor de las negociaciones la situación actual de quien ha venido gestionando Samar incluso desde antes de la muerte de su padre, el expresidente de la CAM Vicente Sala, quien quería que fuera su primogénito el que estuviera al frente del negocio familiar. Una pretensión de la que dejó constancia en su testamento al hacerle destinatario último de la acción de oro, que daba el control de la mercantil y considerada por los investigadores el móvil del crimen.

El acuerdo alcanzado contempla que para el abono de los casi doce millones restantes, hasta completar el total de la transacción, el hijo mayor del expresidente de la CAM utiliza su parte en las propiedades inmobiliarias de la familia, que estaban agrupadas en la sociedad Compañía Española de Resinas. A ello se suma lo que le corresponde de la mercantil Afinhersa, constituida para el complejo de viviendas que los padres de los Sala Martínez levantaron en Vistahermosa para que, paradójicamente, toda la familia estuviera junta.

Vicente Sala reside desde hace meses en el centro de Alicante, adonde se ha trasladado también la sede de Samar y la residencia de su tía Antonia, que también vivía en el complejo, y podrá acceder hasta finales de este año a la que fue su casa (lo que se ha tasado en el acuerdo en algo más de 130.000 euros como derecho de uso) de donde tiene derecho a llevarse todos los enseres que contiene y aquellos elementos cuya retirada no suponga un deterioro del inmueble.

En el apartado de la contraprestación en metálico, además de los 36 millones se contempla también un pago aplazado de seis millones distribuidos en cuatro anualidades. Una cantidad que las tres hermanas recibirán siempre que el contrato que Samar tiene suscrito con su principal proveedor, Dow Chemical Europe, continúe vigente en unas condiciones similares a las actuales. De darse esta circunstancia, desde diciembre de 2021 y hasta el mismo mes de 2024 cada hermana recibirá otros dos millones a razón de 500.000 euros al año.

La operación firmada ayer deja a Mar, Antonia y Fuensanta fuera del negocio del plástico pero con 12 millones por cabeza en sus cuentas corrientes, sin contar el pago aplazado, además de pasar a ser propietarias de todo el patrimonio inmobiliario de la familia.

A cambio, los cuatro hermanos retiran todas las acciones judiciales que habían emprendido, a excepción de la penal por el asesinato de la matriarca. Y las tres mujeres aceptan la herencia de su madre tanto en la valoración como en el reparto, aspectos sobre los que habían manifestado algún reparo. En el legado también se encuentra un cuadro de un pintor flamenco que se encontraba depositado en una entidad financiera suiza.

También existe el compromiso de que se mantenga contratados a varios trabajadores que prestaban sus servicios en el complejo de las viviendas familiares y, por contra, se extingue la relación laboral de Fuensanta con Samar.