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Los casos de «cyberbulling» a menores doblan ya a los de acoso escolar en la provincia

Se registran un centenar de denuncias al año relacionadas con el ciberacoso a jóvenes de seis a 17 años

Programa de prevención en las aulas impartido por la Policía Nacional. pilar cortés

Los casos de «cyberbullying» o ciberacoso entre menores duplican ya en la provincia de Alicante a los tradicionales episodios de acoso escolar, según los últimos datos oficiales que han trascendido de Guardia Civil, Policía Nacional y policías locales.

En concreto, durante el pasado, entre enero y octubre, año llegaron a tramitarse en sede policial cerca de un centenar de casos relacionados con ciberacoso a escolares, frente a los más de 50 expedientes calificados tradicionalmente como acoso escolar. Esto significa que, casi cada cuatro días, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y policías locales de los municipios alicantinos tuvieron conocimiento, durante el pasado ejercicio, de situaciones de acoso virtual donde uno o varios menores se sentían en cierta medida afectados. Así al menos se refleja en la información que el Gobierno de España, en respuesta parlamentaria a Julián López Milla y Patricia Blanquer, diputados por la provincia, y también a Aurora Flórez y Marí Luz Martínez, sus homólogos del Grupo Parlamentario Socialista pero por León y Palencia, respectivamente, les ha trasladado recientemente.

Y es que las denuncias por «cyberbullying» vienen creciendo de manera constante desde al menos 2013. «Si comparamos este fenómeno con el acoso escolar convencional, vemos que en unos años ha habido un aumento de casos denunciados, posiblemente porque existía mayor permisividad y menor grado de conciencia de que era un problema importante. Actualmente, las familias y escuelas están muy sensibilizadas y existe tolerancia cero con el acoso escolar. Ahora, los estudiantes ven mal al abusón, que antes era más valorado. Además, se ha incrementado la formación de los docentes para detectar a tiempo los casos», indica José Pedro Espada, catedrático de Psicología de la Universidad Miguel Hernández.

En concreto, en los últimos cinco años los expedientes donde se refleja que menores de edad se han visto afectados por situaciones de ciberacoso, y así lo han puesto de manifiesto a través de una denuncia en sede policial, se han multiplicado casi por dos: de 53 en el año 2013, a no menos de 96 entre enero y octubre de 2017, según los datos estadísticos que se trasvasan al Sistema Estadístico de Criminalidad (SEC) del Ministerio del Interior. En esta estadística queda reflejado el número de casos donde la edad de la víctima se encuentra entre los seis y los 17 años. Además, se hace mención a que los medios empleados para que se catalogue como ciberacoso o acoso virtual tienen que ver con el uso de internet y otras redes, incluidas las de tipo intranet o mediante métodos informáticos.

Asimismo, los expedientes donde se especifica que se han generado situaciones de «cyberbullying» también incluyen denuncias cuando se han utilizado para ello páginas de streaming, redes de archivos compartidos (P2P), webs de descargas directas, páginas de enlaces, así como blogs, correos electrónicos, redes sociales y telefonía.

«Hay estadísticas oficiales y está la cifra negra, es decir, la cifra oculta», aclara Fernando Miró, catedrático de Derecho Penal y director de Crímina, el Centro para el Estudio y la Prevención de la Delincuencia de la UMH, quien señala que los datos de la realidad siempre van a ser mucho mayores de lo que reflejan las estadísticas.

«En el acoso escolar hay muchas denuncias que no llegan, muchas veces porque se solucionan bien en el ámbito del aula. Por eso, puede haber más denuncias en el caso del ciberacoso, porque es más difícil gestionarlo dentro del ámbito del centro educativo», remarca.

En el año 2012, las cifras del Ministerio del Interior para la provincia de Alicante reflejan 63 «victimizaciones», cantidad que descendió en 2013 a 53, para aumentar a 67 en 2014. Un año más tarde, en 2015, oficialmente hubo 69 casos de ciberacoso donde uno o varios menores se vieron implicados, mientras que en 2016 los expedientes pasaron a ser 83.

La provincia de Alicante, en cualquier caso, y tal y como ya adelantó este diario iguala ya a la de València en casos de acoso escolar y se ha convertido en la tercera del país en volumen de denuncias por «bullying» que llegan a los tribunales de Justicia.

Espada, también director de la Clínica Universitaria de la UMH y supervisor de la Unidad de Terapia de Conducta, recuerda que las relaciones sociales a través de las redes son un fenómeno relativamente nuevo que ha generado nuevas formas de interacción.

«En este caso, la aparición del ciberacoso va ligada a un nuevo espacio de relación con otros, que tiene algunos aspectos diferentes a la interacción cara a cara y que lo facilitan. El principal es el anonimato, cuando se da el caso. El refugio del acosador en el grupo también se ve potenciado en el caso del ciberacoso, cuando los compañeros se escudan entre una corriente extensa de comentarios negativos o mensajes molestos. También es un espacio menos supervisado por los adultos y, por lo tanto, las reglas de convivencia también son más vulnerables», indica Espada.

El Ministerio del Interior utiliza el término «victimizaciones» para computar estos casos en el SEC, denominación que no hay que confundir con «víctimas». El concepto de victimización viene referido al número de hechos denunciados por personas en los cuales manifiestan ser víctimas o perjudicados por alguna infracción penal. Se diferencia del concepto de «víctima», ya que éste se refiere a personas individuales. Por decirlo de otro modo, tal y como explican desde Interior, en una denuncia pueden darse varios hechos conjuntamente, e incluso pueden existir varias víctimas o perjudicados, siendo las victimizaciones el término que engloba a los diferentes hechos que afectan a una determinada víctima.

Miró destaca que la victimización crece en cualquier caso porque crece el uso de internet. «Antes contactábamos con los amigos de la urbanización y del colegio. Ahora estamos en el ciberespacio y, por tanto, expandiendo nuestro ámbito de intercomunicación personal», señala el catedrático, quien agrega que están constatando que el factor que más determina ser agresor de ciberacoso es haber sido víctima de «bullying» o «cyberbullying».

A juicio de los expertos, la única posibilidad para revertir esta tendencia pasa por un aumento de conciencia social que dé lugar a menor tolerancia y más educación al respecto.

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