Once niños con discapacidad del colegio Enric Valor llevan dos meses y medio sin fisioterapeuta. Según explicó ayer Javier Esclapés, padre de uno de estos menores, el pasado mes de diciembre el fisioterapeuta que trabaja en el centro cogió una baja por paternidad «y aunque tardaron un poco lo sustituyeron». Sin embargo, agotada la baja, el profesional solicitó una excedencia «y en lugar de prorrogar el contrato a la persona que le sustituyó, dejaron que lo agotara y se marchara, por lo que la plaza sigue sin estar cubierta».

La fisioterapia es un recurso esencial para estos niños, que en ocasiones tienen graves discapacidades. «Hay niños que tienen que hacer rehabilitación por prescripción de sus médicos y en el caso de mi hijo, está siguiendo un tratamiento con bótox, por lo que necesita un fisioterapeuta para hacer estiramientos». El centro tiene además escolarizados estos meses a dos niños saharauis afectados por tetraplejia «y que han venido a España para seguir unos tratamientos que no están recibiendo».

Esclapés lamenta por otro lado la descoordinación que hay entre administraciones. «Hasta que nuestros hijos son escolarizados, la fisioterapia la ofrece Sanidad, pero después la reciben en los colegios. Sin embargo, ante situaciones de este tipo no te dan ninguna alternativa para poder ir al hospital o a un centro de salud», lamenta este padre. Así las cosas, las familias del Enric Valor que pueden «están llevando a sus hijos a fisioterapia privada por las tardes», pero tiene un coste demasiado elevado, «por lo que no todos los padres se lo pueden permitir».

Esclapés asegura que se han puesto en contacto en numerosas ocasiones con la Conselleria de Educación, «sin que nos hayan hecho ningún caso».

Por su parte, la dirección del centro asegura que ayer mismo recibieron una llamada de la dirección territorial de Educación «en las que nos han dicho que, sin más demora, después de Semana Santa habrá un nuevo fisioterapeuta».

Además de los fisioterapeutas, Javier Esclapés asegura que en otras ocasiones se ha dejado sin cubrir a los educadores cuando se encuentran de baja, «una figura esencial, cuya falta provoca que muchos de los alumnos con necesidades especiales directamente no puedan ir al colegio o lo tienen que hacer sondados».