El himno nacional y los aplausos de decenas de personas han recibido a su salida de la Concatedral de San Nicolás a Nuestro Padre Jesús, talla con unos rasgos muy marcados "porque está muy bien hecha". Así define la presidenta de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús, Esmeralda Giner, al Nazareno que procesiona en estos momentos por las calles de Alicante acompañado por decenas de nazarenos con capirote morado, como lo hace desde hace ya 1942, es decir, hace ya 76 años. Un año antes se fundó la hermandad en el seno del Centro Católico, que encargó la talla al imaginero valenciano José Maria Ponsoda Bravo, muy activo en los años 40, que atendía innumerables encargos de Valencia y Alicante.

Esa imagen le ha dado sentido a la hermandad. La talla pasó en 2006 por el taller para ser restaurada con motivo de La Luz de las Imágenes, pero en un tiempo no muy lejano necesitará otra intervención «para evitar el desgaste del pie».

Siguiendo al Nazareno va la Virgen de las Penas, obra del escultor torrevejense Víctor García Villagordo. La imagen estrena este año toca sobre manto, bordada en el taller Paredes, de Guardamar, regalada con motivo de su décimo cumpleaños. La talla lleva también una saya negra de Nuestra Señora de la Esperanza, bordada por Pepe Espadero, un traje de "su hermana mayor, que tanto le ayudó cuando llegó a Alicante hace 10 años". La Virgen destaca por su corona, y va realzada por flores blancos y por ciriales eléctricos por los hermanos de fila, hechos en la cerería Virgen Desamparados.

Los dos tronos desfilan al son que marcan las agrupaciones musicales María Magdalena de Yecla, La Llàgrima de Mutxamel y la Paz de Sant Joan. Las dos imágenes celebrarán un Encuentro en la plaza de Abad Penalva al finalizar la procesión, poco antes de la medianoche, tras su impresionante recorrido por el Casco Antiguo. Debido al hermanamiento entre la cofradía y el colegio Calasancio, el paso de Nuestro Padre Jesús porta un relicario del Padre Faustino.

La hermandad siempre ha procesionado en la tarde noche del Martes Santo, como hoy, excepto en 1970, en que fue suspendida por amenaza de lluvia y trasladó su estación de penitencia al Miércoles Santo. Fue fundada tras la Guerra Civil por un grupo de socios del Centro Católico que primero pensaron en refundar la Oración en el Huerto.

La procesión tiene una duración de dos horas y 45 minutos, y el itinerario que recorre es de 1,21 kilómetros. Acompañan a los pasos numerosos niños y damas de mantilla.