A la dirección del PSPV le han entrado las prisas para relevar a Gabriel Echávarri en la Alcaldía de Alicante después de conocer su segundo procesamiento, en esta ocasión, por la decisión de despedir a la cuñada de Luis Barcala, después de que el portavoz del PP le pusiera la denuncia por el fraccionamiento de los contratos de Comercio. Pero lo cierto es que, en estos momentos y tras una jornada más de múltiples contactos, la cúpula socialista reconoce no sólo que el alcalde rechaza marcharse antes de la apertura de juicio oral sino que, además, todavía le faltan votos para poder propiciar el relevo de Echávarri en Alicante por lo que aún no se puede poner una fecha concreta como tope para tratar de encontrar un desenlace final a la crisis. La negativa de Ciudadanos, firme a día de hoy, a entregar su voto a un gobierno de izquierdas, como sí hizo en la investidura de Echávarri, obliga a concentrar los contactos en la figura de Nerea Belmonte, la tránsfuga de Podemos, para propiciar ese cambio.

La cúpula de los socialistas valencianos conocía desde primera hora de la mañana, antes incluso de hacerse público, la decisión del juez de procesar a Gabriel Echávarri por el despido de la cuñada de Barcala. Es el segundo procesamiento después del que coloca ya a Echávarri a las puertas de sentarse en el banquillo por el fraccionamiento de contratos en Comerci. Era una decisión esperada. Nadie se sorprendió. Pero, en todo caso, suponía enfangar todavía más, si cabe, la crisis política e institucional en la que está sumido el PSPV en el Ayuntamiento de Alicante. Y eso obligaba a tomar una decisión drástica: acelerar la marcha de Gabriel Echávarri antes, incluso, de alcanzar la «línea roja» que marcan los estatutos socialistas con la apertura de juicio.

José Muñoz, secretario de Organización del PSPV y el hombre encargado por Ximo Puig para intentar abordar la crisis, volvió a coger el camino hacia Alicante por tercera vez en poco más de una semana con una doble misión dentro de la operación de cortar por lo sano con un problema que ya afecta directamente a la credibilidad del partido y que tiene un coste en una circunscripción clave para 2019: sacar a Echávarri de la Alcaldía y sumar los votos suficientes para facilitar el relevo. Ni una cosa ni otra. El primer edil, de momento, se mantiene firme. No se moverá sobre el papel hasta que se decrete la apertura de juicio oral. Y encima no se le puede reclamar oficialmente el cargo ni iniciar ya la apertura del expediente disciplinario -un elemento más de presión- hasta que se llegue a ese trámite judicial, algo que podría ocurrir, por otra parte, en un periodo más o menos breve.

Fracasada de momento esa posibilidad, a su vez, tampoco prosperaron los contactos para sumar una mayoría sólida que permita relevar a Gabriel Echávarri y aupar así al cargo a Eva Montesinos, número dos socialista en 2015. Como adelantó este periódico el pasado domingo, el PSPV tocó la puerta de Cs. Por doble vía. José Muñoz mantuvo un encuentro con la portavoz municipal de Ciudadanos, Yaneth Giraldo. En València se registraron contactos informales para analizar la situación con Emilio Argüeso, coordinador autonómico de la formación de Albert Rivera. Ese movimiento tenía una cierta lógica. En la investidura de Echávarri en 2015, Cs le dio su respaldo con lo que el actual alcalde llegó a sumar 21 votos. Ahora, sin embargo, Ciudadanos se niega en redondo a facilitar el relevo. Se votarían a si mismos en el caso de dimisión de Echávarri y, por tanto, de celebrarse un nuevo pleno para poder elegir a otro primer edil. Ni quieren ofrecer la imagen de que apuntalan a la izquierda en un momento en el que están disputándose una gran bolsa de votantes directamente con el PP ni tampoco llegar a coincidir con Compromís.

Así las cosas, para mantener el gobierno, los socialistas deberían recurrir a los tránsfugas. A Fernando Sepulcre, socio preferente del PP en la Diputación, de momento, ni siquiera le han llamado. Ciudadanos emplazó a los socialistas a entenderse con Nerea Belmonte, ex de Podemos y pendiente desde hace unos meses de un cambio reglamentario que le permita acceder a una retribución salarial. Ahí puede estar la clave. Con ella el PSPV ya ha mantenido algún contacto pero, de momento, preliminar y sin llegar a cuajar. Ahora mismo, de hecho y como reconocen en las filas socialistas, ni está garantizada una mayoría amplia ni tan siquiera tampoco que se puedan sumar los quince votos necesarios para el relevo. Así que no hay una fecha concreta para poder zanjar la crisis antes de la apertura de juicio. Y mientras sigue la agonía: de Echávarri, del PSPV y de Alicante.