El Miércoles Santo de Alicante se ha ganado un hueco en las guías de Semana Santa de toda España. Este día es, sin duda, el que más público atrae de cuantas jornadas de procesiones se realizan en la ciudad. Un día lleno de contrastes, donde todo cabe y donde todo se fusiona. El fervor con el que se entregan los costaleros de Santa Cruz se mezcla con el incienso y el recogimiento que impregnan el Gran Poder y la Esperanza, o con los tunos y la austeridad que transmiten los tronos del Divino Amor. Las saetas y las damas de teja y mantilla son la nota común entre tres hermandades que entienden la Semana Santa de una forma muy distinta.

Santa Cruz

Cuatro tronos, 1.500 cofrades y un barrio de calles estrechas y empinadas que tiene en la Semana Santa su razón de ser. Desde unos mimbres únicos y difíciles de comparar, la Hermandad de Santa Cruz se ha convertido en uno de los principales reclamos turísticos de la Semana Santa alicantina. Y sus responsables lo saben y lo asumen. Su hermano mayor, Ramón Riquelme Sánchez, cree que parte de éxito de Santa Cruz está en su propia idiosincrasia. «Digo con mucha humildad, como me han enseñado nuestros padres y nuestros abuelos, que la Semana Santa se vive aquí de otra forma, con más pasión, con un fervor que lleva un estado de ánimo muy especial», explica Moncho Riquelme. El máximo responsable de una hermandad que cada Miércoles Santo saca a las calles de Alicante una comitiva inmensa. «Entre cofrades y nazarenos somos 1.500 personas y si les añadimos las manolas, las cinco bandas de música, la gente con promesas y las autoridades, nos metemos en 3.000 personas», enumera.

Pero ese «liderazgo», según Moncho Riquelme se debería traducir en algo más. «Si nos dejaran a tres o cuatro hermandades ser la locomotora de la Semana Santa de Alicante, empezaríamos a subir peldaños y a todos nos iría mejor. Nosotros somos los más singulares de la ciudad, que procesionamos por una orografía distinta a cualquier procesión de España y estamos dispuestos a ser quien tire del carro en beneficio de todos».

Después de la restauración del Cristo de la Fe, «El Gitano», en 2017, la hermandad no presenta muchas novedades esta Semana Santa. Pero sí tiene muchos proyectos de cara a años venideros, repletos de celebraciones. En 2019 es el 25 aniversario de la Virgen de los Dolores, en 2020 el 25 aniversario del Cautivo, y en 2021, el 75 aniversario del Descendimiento. Mientras tanto, Santa Cruz ha aumentado su acciones de carácter social, en apoyo a entidades como Cáritas.

Divino Amor

La Cofradía Sacramental del Cristo del Divino Amor y la Virgen de la Soledad «La Marinera» arrastra los «problemas y las ventajas de entrar en la Carrera Oficial detrás de Santa Cruz». Su hermano mayor, Julio Forner cree que tenemos el mejor ejemplo de la «diversidad de la Semana Santa alicantina, donde todo se conjuga bien. Hay hermandades más festivas o más austeras, pero todo tiene cabida y arrastra turismo».

La principal novedad de la Cofradía de Divino Amor es, precisamente, su cambio de presidente a falta de poco más de un mes para Semana Santa. Tras un proceso electoral donde se presentaron dos candidatos, Julio Forner relevó en el cargo a Jorge Crespo el 22 de febrero.

Forner destaca que la cofradía está celebrando el 75 aniversario de su refundación, efeméride que quedó reflejada en el libro de Luis Miguel Sánchez «Un alicantina marinera», presentado el pasado mes de noviembre. «No queremos entrar en discusiones sobre cual es la cofradía más antigua -se estima que la Hermandad de la Preciosísima Sangre de Jesucristo, origen de esta cofradía, está fechada alrededor de 1418-, pero sí decimos que la Virgen más antigua de Alicante es la Soledad Marinera, tallada por Bautista Vera en 1710».

Desde hace años, la colaboración de la Facultad de Derecho, bien con sus alumnos o bien con su tuna está más que consolidada. En un futuro, el foco se centra en ampliar el apoyo del Colegio Ángel de la Guarda para crear un trono juvenil, «un proyecto my atractivo al que aún no hemos marcado fecha», avanza Julio Forner.

Gran Poder

Y por detrás de Santa Cruz y el Divino Amor, llega la Real, Muy Ilustre, Santa y Sacramental Hermandad de la Misericordia, Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora de la Esperanza Coronada, la procesión que más tarde regresa a su sede, en torno a las 2.00 de la madrugada. Su hermano mayor, Miguel Iborra, reivindica «

Mientras no llega ese cambio de horario que «va en beneficio de toda la Semana Santa de Alicante», Iborra explica que seguirán trabajando «con espíritu cristiano, que es lo que somos». Este año, la Hermandad celebra el 75 aniversario de la llegada a Alicante de sus imágenes titulares, el Cristo del Gran Poder y Nuestra Señora de la Esperanza, que realizó el imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci en 1943. Por este motivo, se organizó en noviembre una exposición sobre Lastrucci en el 50 aniversario de su muerte. El próximo 28 de abril está prevista una salida extraordinaria de ambas imágenes, que llegarán hasta San Nicolás.

Para adelantar la hora de recogida, el recorrido al paso por la Carrera Oficial se variará, tal y como ya se hizo el año pasado, y se accederá a San Nicolás por la calle Miguel Soler en vez de bajar hasta el final de la Rambla. Cada uno de los 80 cirios del paso de palio de la Virgen llevará grabado el escudo conmemorativo de la Coronación Canónica de la Esperanza.

Lo que no cambiará es que un trío de capilla (fagot, oboe y clarinete), con sus «saetas del silencio», abrirán paso al Cristo del Gran Poder. O la atmósfera creada por un incenso que desde hace 25 años elabora a medida una familia de artesanos de Sevilla. Una combinación casi secreta de naranja amarga, clavo, romero, vainilla y canela, con esencias que provienen de Líbano o Egipto.

No en vano, como comenta Miguel Iborra, «la Semana Santa no deja de ser una experiencia sensorial, visual, auditiva y olfativa».