No hay marcha atrás para Gabriel Echávarri. Tanto el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, como la dirección federal del PSOE ya han dictado la sentencia política del primer edil, que empieza a descontar días en el cargo: la decisión formal de apertura de juicio oral por el fraccionamiento de contratos en la concejalía de Comercio -un plazo aproximado de un mes- es el punto y final que le ha marcado la cúpula socialista. Ese es el margen de tiempo que le queda a Echávarri como alcalde y el que, a su vez, tienen los socialistas para que cristalicen las negociaciones que permitan armar un relevo en la Alcaldía de Alicante -la ciudad más importante de la Comunidad con primer edil socialista y la tercera de toda España- que, de momento, se intentará cuadrar con Eva Montesinos, hasta ahora número dos de Echávarri y vicealcaldesa, como candidata. Cuenta con el visto bueno de la cúpula del partido para tratar de concitar los 15 votos suficientes que permitan retener a los socialistas la Alcaldía e impedir que la vara de mando vaya a parar de vuelta al PP.

Esa es la «hoja de ruta» para las próximas semanas en las que los socialistas tendrán que afrontar, en primer término, la asamblea marcada el sábado 24 de marzo para elegir un nuevo secretario general. El nuevo líder del partido. Un cargo en el que, como adelantó este periódico, Gabriel Echávarri ya ha renunciado a continuar después del auto judicial que le pone a las puertas de sentarse en el banquillo y que se convertirá en la primera vuelta de la batalla entre las familias socialistas por el control de la agrupación. Y posteriormente, en un segundo acto en función del plazo en el que decida la juez, el relevo de Echávarri como alcalde, algo que ratificaron ayer de forma pública tanto el presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV, Ximo Puig, como Adriana Lastra, número dos de Pedro Sánchez en Ferraz. «Aplicaremos el código ético. Exigiremos en ese momento la dimisión cuando se le abra juicio oral decretando la suspensión cautelar o, en su caso, la expulsión», apuntó Lastra que reconoció estar en «contacto permanente» con la dirección de los socialistas valencianos para ir valorando el rumbo de la crisis.

La intervención del jefe del Consell en Alicante, apenas una hora y media antes de la convocatoria pública de Echávarri, marcó la línea de la jornada. Durante su intervención más clara desde que estalló la crisis política en Alicante, Ximo Puig despejó tres incógnitas. Primera: ratificó que el alcalde no repetirá como secretario general y dejó claro que el cambio de alcalde estaba ya en marcha conforme a lo que marca la normativa interna socialista. «Los estatutos de mi partido los respeto hasta yo. Estoy convencido de que el alcalde pondrá el interés general de los ciudadanos de Alicante como una parte fundamental de la Comunidad por encima de cualquier otra cosa. Tenemos una crisis política que se tiene que afrontar». Blanco y en botella.

Segunda clave: el presidente de la Generalitat se mantuvo en su tesis de que, en ningún caso, estamos ante un caso de corrupción que se pueda comparar con las investigaciones que afectan a Luis Díaz Alperi o Sonia Castedo, antiguos alcaldes del PP. Pero sí admitió, por vez primera, «prácticas incorrectas» en la gestión del Ayuntamiento de Alicante. Otro punto que ratifica la operación de relevo. Y tercera: una solución de negociación política en clave de reconstrucción de un gobierno progresista con tres condiciones. «Tenemos que garantizar la estabilidad y el buen gobierno, atender lo que apuntaron los ciudadanos que no querían un alcalde del PP y la conexión con la Generalitat», apuntó Ximo Puig sobre la fórmula que debe sostener ese nuevo gobierno municipal que tendría como reto intentar salvar los muebles en el último año de mandato hasta las elecciones.

El jefe del Consell se muestra partidario, sin dudas, de volver a cuadrar una mayoría -otra cosa es la configuración del gobierno- con Compromís y los concejales de Guanyar además de negociar con uno de los tránsfugas sin contar con Ciudadanos. «Es obvio que esto es una crisis política que, más allá de los estatutos y de la cuestión judicial, hay que atender desde la política. Hay que buscar la solución mejor para la ciudad y los ciudadanos de Alicante», zanjó el presidente Puig. La intervención posterior de Echávarri, sin preguntas, no desagradó a la dirección socialista. Cumplió sin estridencias, apuntaron fuentes conocedoras de los contactos entre el alcalde y la cúpula del PSPV, con el guión que le trasladó el pasado viernes a José Muñoz, secretario de Organización de los socialistas valencianos y la persona encargada por Ximo Puig para intentar encauzar esta grave crisis en un territorio clave, además, para el futuro electoral en 2019.

Echávarri condiciona su dimisión a la apertura de juicio oral

Echávarri condiciona su dimisión a la apertura de juicio oral

Echávarri no seguirá en la secretaría general del PSPV en Alicante. Abrió la puerta, como le habían pedido, a marcharse de la alcaldía sin enrocarse por completo aunque cumpliendo, eso sí, los plazos de apertura de juicio oral, una de las condiciones de Echávarri y algo que la cúpula socialista también quiere cubrir de forma escrupulosa. A la vez se cumplió con su petición de ofrecer la imagen de que controlaba su propia salida con una gestión desde Alicante. Y, finalmente, propuso a Eva Montesinos, a la que ahora mismo la cúpula del PSPV y también Ferraz aceptan como relevo para negociar con el resto de grupos y sumar quince votos. Otra de las condiciones del alcalde que la cúpula socialista asume en la medida que, efectivamente, hay que aglutinar ese número mínimo de concejales. El margen de tiempo hasta la apertura de juicio oral, apuntan desde el PSPV, permitirá reactivar los contactos siempre con la idea del relevo en la Alcaldía. Ya no hay marcha atrás.

En las filas de la cúpula socialista dan por descontados los tres votos de los concejales de Compromís. Hoy mismo, de hecho, Natxo Bellido, líder de la coalición en Alicante, trasladará su posición a la ejecutiva de la formación, que abordará la crisis alicantina, antes de reunir el miércoles a la dirección local. Más complicado, admiten estas mismas fuentes, será sumar a los concejales de Guanyar, todos ellos militantes de EU. Sin embargo, desde la cúpula del PSPV ya ha mantenido algún contacto con cargos autonómicos de EU para que traten de ablandar la posición de Pavón. El principal argumento de esas conversaciones, aún informales, pasa por la advertencia de que serán culpables, en el caso de no llegar a un acuerdo, de entregar el gobierno del PP. No se descarta a ninguno de los dos tránsfugas. La propia Nerea Belmonte, ex de Podemos se ofreció ayer mismo para un pacto de izquierdas. Y Fernando Sepulcre ya ha votado en múltiples ocasiones con el PSPV en el Ayuntamiento de Alicante. Todo pendiente ya de esa negociación.