Hubo otra vicepresidenta -pocos recuerdan su nombre- en época de Francisco Camps, pero en ningún caso con el liderazgo y la influencia de Mónica Oltra gracias a los resultados electorales que obtuvo al frente de la candidatura de Compromís. Hoy participará en los paros convocados junto a las otras cuatro mujeres -justo la mitad del Ejecutivo- que forman parte del Consell: «Los poderes públicos tienen que estar al lado de esta reivindicación. Cuando las mujeres paran lo hace también toda la sociedad en su conjunto. Y por eso hay que visibilizar que la mitad de las personas no pueden estar en una situación ni de discriminación, ni de desigualdad, ni de desventaja».

Usted ya ha confirmado que parará. ¿Pero es consciente de que, a pesar de que se trata de una reivindicación justa, muchas mujeres no se lo pueden permitir?

Obviamente. Por eso el Gobierno valenciano tiene que estar al lado de esas mujeres que, aunque quieren, no pueden sumarse por muchos motivos: represalias en su empresa, dificultad para encomendar los cuidados de los hijos o de personas dependientes que deberían estar compartidos, mujeres autónomas... Pero, en todo caso, los que no participen pueden acudir a las manifestaciones en defensa de la igualdad.

¿Y no considera, dada la dificultad de muchas mujeres para sumarse a los paros, que podría usar su influencia para exigir esas mejoras a los grandes empresarios de la Comunidad Valenciana?

Ya lo estamos haciendo. Hace unos meses, por ejemplo, tuve una reunión con los directivos de Ford para exponerme su plan de igualdad y la incorporación de ingenieras a su plantilla. Eso hace un tiempo era impensable y también tiene que ver con la presión que estamos ejerciendo desde el Consell. Un dato: en 2017 un total de 87 empresas solicitaron el visado de igualdad. Más que durante toda la última legislatura del PP. Y esto tiene que ver con las condiciones de responsabilidad social de la contratación pública que concede ventajas a las empresas con planes de igualdad, que incorporan a más mujeres directivas, que contratan a mujeres víctimas de violencia de género... Todo eso les da puntos.

A la fuerza ahorcan...

No se trata de obligar sino de favorecer la igualdad con la promoción y las medidas positivas. Sigue habiendo sectores muy masculinizados. El Consell, por ejemplo, en la nueva Ley de Policía Local realizó una reserva del 30% para mujeres para equilibrar. Y al revés. El ámbito de los cuidados, por ejemplo, está muy feminizado. Hay que tomar medidas para que los hombres se puedan incorporar.

¿Por qué la movilización de este año está teniendo más impacto?

Creo que hay una nueva ola de feminismo global internacional. Ha sido muy impactante, por ejemplo, todo el movimiento de las mujeres de Hollywood que han denunciado esas agresiones de abusos sexuales silenciados. Y obviamente si mujeres tan conocidas, poderosas y con poder económico han padecido esas situaciones, pues otros muchos casos quedan invisibilizados. Todo esto genera un impacto que permitirá avanzar. Ahora mismo ya es muy difícil que alguien diga que no es feminista porque se ha asumido que es una parte de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Y por tanto es una cuestión de derechos humanos.

En el mundo de la política aún hay mucho vacío a pesar de que el Consell del Botànic es el primero paritario de toda la historia. Poco poder local, pocas mujeres en las diputaciones... En las designaciones directas, los partidos políticos siguen optando por los hombres.

Por eso las cuotas en política por ley son necesarias. Si no existen, no funciona. Lo vimos también, por ejemplo, en la Mesa de las Cortes. Cada grupo propuso a una persona y todas eran hombres. Y pasa algo parecido en las elecciones indirectas de las diputaciones. Todo eso se tiene que regular a través de una ley porque, de lo contrario, podemos tardar doscientos años. Los mecanismos de elección perpetúan lo que hay. Y es una ingenuidad decir que esto se rige por la valía. No es verdad. La valía es algo muy subjetivo. Muchas decisiones, además, se toman en círculos informales en los que, en muchas ocasiones, las mujeres no estamos porque tenemos que irnos a cumplir con esa otra parte de cuidados que sostiene esta sociedad. Son ámbitos de decisión ocultos dominados por hombres que contribuyen al techo de cristal. Algo que ocurre también en los cargos más importantes de las grandes empresas, en el acceso al trabajo desde la universidad, en otros ámbitos como por ejemplo las universidades, los colegios profesionales... Esas fotos son dramáticas.

¿El corte de todos esos casos para una mujer es la maternidad?

No necesariamente. Es obvio que no existen unas políticas que estén favoreciendo ni la maternidad ni la paternidad. Pero, en mi opinión, no es una cuestión clave...

¿La solución, entonces, no es sólo los permisos de paternidad?

Podría serlo si fuera obligatorio, intransferible y al mismo tiempo. El problema, aunque el permiso se alargue, es que los hombres no se lo cojan ante el riesgo de que los despidan algo que permite la última reforma laboral y entonces nos encontramos con una medida de papel mojado. Hay que blindar los derechos de todos. Hace falta proteger los derechos de cuidado y reproducción. No lo están. Y sin eso, desde luego, no somos una sociedad. Y garantizar esa igualdad no cuesta tanto dinero. Menos que rescatar la banca.

¿La brecha salarial es el origen o la consecuencia del problema?

Las dos cosas. Es consecuencia de un sistema patriarcal y de un menosprecio a las mujeres. Y es origen de la feminización de la pobreza, algo que vamos a intentar corregir con la renta valenciana de inclusión.

¿Para facilitar la conciliación de todas las familias no considera que habría que repensar por completo los horarios laborales?

A mi me gusta hablar de corresponsabilidad. Es una manera de compartir y de disfrutar. Y sí: hay que darle una vuelta global al tiempo. No tienen sentido las jornadas laborales que hacemos, la apertura de comercios hasta ciertas horas... Necesitamos un cambio muy profundo con horarios mucho más racionales. Repartir el trabajo y bien remunerado.

Cinco medidas que propone para romper este techo de cristal...

La ley de igualdad debe contemplar porcentajes de mujeres directivas igual que en la política; protección de los cuidados: obligatorio y paritario; invertir en política social y profesionalizar la ley de dependencia; promocionar escuelas infantiles en plazas públicas; y educación.

Es evidente que no se está haciendo suficiente en la batalla contra la violencia de género...

Es cierto. Quiero dejar esto fuera del debate partidista. En esta Comunidad se ha firmado el acuerdo valenciano contra la violencia machista con medidas claras y 12,8 millones. Sin embargo, el pacto de Estado con 200 millones para las autonomías ni está ni se le espera.