«Somos funcionarias de la Unión Europea y cuando empiezas a trabajar nuestro punto de partida es un marco legal en el que hay igualdad de salarios, flexibilidad, teletrabajo y permisos parentales. Existe igualdad. Pero no debe impedirnos asomarnos a la ventana, porque todo esto no debería ser un privilegio, debería ser para todas». Así resume la directora de Recursos Humanos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo), Susana Pérez, la situación que viven los más de 900 miembros de la euroagencia. De ellos, 554 son mujeres y el 34% ostentan un puesto directivo con la vista puesta en llegar al 40% en los próximos años.
Susana Pérez es la única española que forma parte del comité de dirección, compuesto por cuatro mujeres y seis hombres. La acompañan la alemana Karin Kuhl, directora de Operaciones, la finlandesa Ursula Schildt, directora de la Academia y la austriaca Nellie Simon, directora de Transformación Digital. Al reunirlas para hablar sobre la mujer desprenden buena sintonía entre ellas pese a su diferente formación y origen y de hecho transmiten que «entre nosotras nos ayudamos». Es Susana Pérez quien lo defiende pero las demás asienten: «Para la mujer la igualdad salarial es fundamental». «Ser independiente económicamente es lo que te permite volver a empezar en la vida las veces que sea necesario y se ve mucha precariedad», argumenta.
La reunión se produce en la sala Simone Veil, primera mujer presidenta del Parlamento Europeo. Como esta sala, la Euipo «bautiza» hoy otras quince de la ampliación de su edificio en Alicante con nombres de mujeres europeas destacadas en el mundo de la política, la propiedad intelectual, el arte, la cultura, la educación, la ciencia y el deporte. De 26 propuestas se decidirá a las 16 por votación de los trabajadores de la euroagencia.
Pese a los avances de la mujer en la Euipo, las directivas aseguran que «todavía quedan cosas por conseguir» aunque admiten que «hemos avanzado mucho, sobre todo por llegar a puestos directivos», algo que atribuyen en gran medida al actual director, António Campinos. Tanto Susana Pérez como Nellie Simon aseguran que sus jefes y mentores han sido hombres. «Yo estaba acostumbrada porque ya en la carrera éramos cuatro chicas. En el ámbito técnico siempre hemos sido pocas, pero mis jefes hombres me han empujado hasta aquí, si veían talento lo hacían funcionar», asegura. No obstante, reconoce que «en un mundo de hombres tuve que hacerme más agresiva, competitiva y dura porque hace 25 años si oían hablar de empatía les sonaba marciano. Pero aquí en la oficina he recuperado las habilidades sociales y me encanta trabajar con mujeres». «Las mujeres tenemos mayor capacidad para manejar el estrés, somos cumplidoras y trabajadoras», apunta Ursula Schildt. «Y las puertas siempre deben estar abiertas para escuchar», añade Kuhl.
Todas ellas tienen hijos y son conscientes de que asumir un puesto directivo implica sacrificar cosas por el camino, aunque afirman que les compensa. Karin Kuhl por ejemplo cuenta que cuando tuvo al segundo sus amigas en Alemania le decían ¿ahora te quedarás en casa no? Y es que tanto en Alemania, como en Austria y el Finlandia está «mal visto» incorporarse al trabajo tan pronto como en España.
Además de su capacidad y esfuerzo todas coinciden en que para progresar en el ámbito profesional es fundamental que la pareja «sea un socio, que te apoye y en lugar de celos se sienta orgulloso».
