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Una mujer de 62 años inicia una huelga de hambre indefinida para lograr una vivienda

La afectada está pendiente de la adjudicación de un inmueble de alquiler social que asegura le fue concedido por el Patronato en 2016

Elisa Ortega, ayer en su primer día de huelga de hambre frente al Ayuntamiento. ÁLEX DOMÍNGUEZ

Elisa Ortega se pasó ayer la mañana sentada en un banco en la plaza del Ayuntamiento mostrando un humilde cartel en el que anuncia una huelga de hambre. En el cartel, escrito a mano, se puede leer que realiza la protesta «por mis derechos constitucionales a una vivienda digna, y mínima calidad de vida». Aunque aparenta menos, tiene 62 años y, según indica, sufre lupus desde hace 22, pese a lo cual su objetivo es no moverse del banco frente al Ayuntamiento hasta que no le hagan caso, «porque además no tengo dónde ir». Pide que le den un piso que asegura que el Patronato de la Vivienda le concedió en 2016 «pero que yo aún no he visto».

Al preguntarle por su situación, Elisa cuenta que lleva más de 12 años viviendo «de habitación en habitación» tras marcharse de la vivienda de sus padres en el barrio de Carolinas Altas, porque, según narra, «entre 1999 y 2006, hasta que me marché, fui maltratada por mi hermano y le llegue a coger mucho miedo así que yo me fui de la casa y el se quedó». Desde entonces ha ido de un lado a otro a la espera de conseguir una vivienda de alquiler social que pueda pagar con los 368 euros que recibe de pensión y que, tal como asegura Elisa, «no me dan para poder vivir mínimamente en condiciones porque por una habitación te piden como poco 180 o 200 euros al mes y ya no queda ni para comer».

Elisa Ortega asegura haber recurrido a todos lados: «Que si el albergue unos días, luego me dijeron que podría ir a una residencia pero a partir del verano. Nada sale, y yo estoy en la calle. Familia es como si no tuviera. De Cáritas me mandaron a un hostal pero solo un tiempo. No sé qué hacer, así que como no tengo dónde ir he decidido quedarme aquí y estoy dispuesta a morirme de hambre si hace falta».

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