El gusanillo de la cocina le acompaña desde bien pequeño porque sus abuelos tuvieron un restaurante y su padre siempre ha ejercido de cocinero.

Por el camino empezó a estudiar la carrera de Ingeniería Informática en la Universidad de Alicante, pero «no me gustaba, vi que no era lo mío», confiesa Juan Cárdenas, así que retomó el delantal, hizo un curso de cocina en Elche y decidió matricularse después en el ciclo de FP superior de Cocina en el Instituto l'Aljub de Santa Pola, el mismo donde cursó la Secundaria.

Su empeño y originalidad le han catapultado en poco tiempo como una de las promesas de la alta cocina nacional, Le Cordon Bleu, cuyo jurado le ha seleccionado entre los diez finalistas de la VI edición que se celebra en abril en Madrid.

Hasta hace poco a Juan le acompañaba en este objetivo Elena Ruiz, otra estudiante del mismo centro que fue inicialmente seleccionada entre las 50 mejores de España. «Nunca me habría imaginado llegar a participar en una competición de tanta altura y haber estado entre los 50 seleccionados ya es mucho», afirma.

Elena pasó de los laboratorios de Química a la cocina como Juan de la Informática a los fogones, y ambos parten de una cocina «muy tradicional y mediterránea» a la que el flamante finalista dice incorporar «la vanguardia a la hora de la presentación, mucho más moderna.

Castañas

Juan cree que la originalidad de su receta frente a las que el jurado ha tenido que desechar puede que resida en el trampantojo de castañas con el que acompaña la receta de solomillo que todos los competidores debían presentar por igual.

«Me puse a ojear libros de cocina antigua y tradicional y vi que con el cerdo relleno combinan muy bien las castañas, pero quise darle una vuelta y las mimeticé». Con la apariencia y el molde de una castaña, mezcló puré de castañas, gelatina y almíbar. El resultado ha convencido.

Además incluye daditos de trufa, alcachofas y remolacha de la tierra, mostaza antigua y brotes.

La noticia sobe su definitiva selección para la final de Le Cordon Bleu le ha llegado entre examen y examen para titularse en el ciclo superior de Cocina así que todavía no ha tenido tiempo de saborear su éxito inicial. «Puede ser un empujón para mi carrera porque da prestigio pero ahora mismo estoy más preocupado por los exámenes», confesó.

Para la final tiene que idear una receta que esta vez será propia, cada uno la que decida, «y en un tiempo determinado tendré que hacerla ante el jurado en Madrid», apunta Juan. No está preocupado. Disfruta con la cocina «porque si no te gusta no aguantas. Se echan muchas horas y se trabajan los festivos, pero es muy bonito», asegura.

Dice que le queda «mucho por aprender» y hasta el concurso seguirá trabajando en la cocina del Club Náutico de Santa Pola.