«Si mi familia, sobre todo mis hijos, también llegan a los 130 años bien, pero si no es así no me interesa llegar a esa edad. De forma puntual ser yo el longevo, para nada». Esta es la reflexión del farmacéutico Pablo Zafra, compartida por la mayoría de los consultados ayer al plantearles si les gusta la idea de vivir hasta los 130 años después de que el prestigioso científico Juan Carlos Izpisúa afirmara que la persona que llegará a esa edad «ya ha nacido». El responsable de Expresión Génica en el Salk Institute Biological Studies de California realizó estas declaraciones dentro de la jornada «Reto al futuro», organizada por Garrigues en el Auditorio Provincial con la partipación de científicos de primer orden que pusieron sobre la mesa precisamente la necesidad de abrir un debate social ante la nueva realidad de una población envejecida y de los avances que contribuirán a alargar la esperanza de vida.

La mayoría admite que sería un avance a nivel científico ir rompiendo las barreras cronológicas pero no tienen muy claro como repercutiría en el mundo que hoy conocemos el hecho de que de forma generalizada las personas sobrepasen los 100 años. Por una parte, como Zafra no quieren llegar en soledad, pero por otra, «si llegamos todos a esas cifras ¿qué pasaría con las pensiones? ¿Tendríamos que trabajar hasta los 100 años?», se pregunta el presidente del colectivo de comerciantes Corazón de Alicante, Vicente Armengol. En la misma línea, se manifestó el presidente de la Cámara de Comercio, Juan Bautista Riera, que cree que exigiría una reflexión profunda sobre el modelo económico y de pensiones, aunque él a nivel individual se muestra «encantado con llegar a esa edad siempre que sea en buenas condiciones físicas y mentales».

Las empleadas de banca Amparo Guerrero y Patricia Navarro también opinan que implicaría un cambio de modelo que hoy por hoy no es sostenible, aunque mientras Guerrero se muestra partidaria «si estoy bien y la gente que quiero también», Navarro no ve las ventajas y no le gustaría «nada». «Todo tiene su ciclo», concluye. Además, hay quien se plantea si afectaría a la natalidad el hecho de que «la gente no se muera» como José Gabriel Rodríguez, que trabaja en un parking.

Otra de las reflexiones compartidas por todos es el cómo llegar porque obviamente a nadie le gusta estar enfermo y la mayoría de dolencias van ligadas al envejecimiento. En este sentido, el director del Instituto de Neurociencias, Salvador Martínez, argumenta que «hay que alargar la vida, no los años, sobre todo teniendo en cuenta que «si todos alcanzamos los 130 años, el 80% tendría Alzheimer». «Las perspectivas son halagüeñas como especie porque en pocos años dentro de lo que es la historia de la humanidad hemos pasado de vivir hasta los 50 a hacerlo hasta los 80», destaca. «La parte positiva es que veremos a nuestros bisnietos aunque también es verdad que en muchas especies si se alarga la esperanza de vida también se retrasa la fecha para tener hijos, no sabemos si eso ocurrirá», añade.

Sostenibilidad

De hecho, según las previsiones un tercio de la población española será mayor de 65 años en 2050. Esta perspectiva abre más debates a juicio del catedrático y director del Instituto de Climatología de la Universidad de Alicante (UA), Jorge Olcina. Por un lado, «si nos aseguran esa vida ya no importará que dediquemos más tiempo a la formación, o que nos tengamos que jubilar más tarde, o que nuestros hospitales tengan que estar más especializados en enfermedades para grupos de edad más avanzada». «Y tendremos que diseñar nuestras ciudades pensando en su uso por personas con más edad, es decir, más accesibles, sostenibles y con servicios orientados a los mayores», apostilla. Sin olvidar que «una vida larga pero sin calidad y con enfermedad debe tener contemplado el derecho de las personas a decidir voluntariamente irse de este mundo». De la misma forma, el opositor Patrick Alcocer tiene claro que «si llego a esas edades siendo una carga para mi familia prefiero morir en paz».

Las cuestiones éticas y morales que despierta este tema son profundas. El presidente del Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante, Juan María Boix, alerta de que «corremos el riesgo de crear dos humanidades, los que mueran cuando toca y los que tengan acceso a los últimos tratamientos y vean alargarse su vida», cuestión ésta a la que tampoco le ve sentido si no es «alargando la juventud». «La medicina avanza y va a solventar muchos problemas en un futuro cercano, pero si vas a llegar a los 130 años por medios artificiales y sin calidad de vida no lo veo razonable», reflexiona.

La curiosidad por ser testigo de los avances de la humanidad es uno de los mayores «pros» de quedarse más tiempo en este mundo junto a disfrutar más tiempo de la familia y ver crecer a hijos y nietos. Por ejemplo, el presidente de la Federación de Hogueras, Manuel Jiménez, se pregunta si para cuando él cumpliera 130 años sería posible «plantar una foguera en otro planeta». «La evolución de nuestra ciudad no tiene límites para asombrarnos de todo lo que acontece», argumenta, porque «quién nos iba a decir hace bien poco que hablaríamos por teléfono por la calle y viéndonos la cara en la pantalla, quién sabe qué será lo próximo».