El ingenio, el cálculo, la autonomía personal, la colaboración en equipo, la expresión oral o la tolerancia, son algunas de las habilidades y valores que el colegio L'Horta de San Vicente del Raspeig se ha propuesto incentivar entre sus alumnos desde los 3 a los 11 años a partir de una receta muy singular: jugar en casa alrededor de una mesa con sus padres y hermanos.

El proyecto «Los juegos de mesa, ocio, comunicación y aprendizaje en el hogar», ha sido seleccionado por la Conselleria de Educación por su carácter «innovador» y la «investigación educativa» que encierra. Su propósito es potenciar aprendizajes sobre los que los profesores han detectado deficiencias significativas entre los niños, a consecuencia del espacio que han robado al ocio los móviles, tablets y ordenadores, que no favorecen ni la interacción con otros ni la comunicación oral «básicos para la adquisición del lenguaje», como subraya la directora, Carmen Serrano.

Ser el más rápido resolviendo puzzles; el más ingenioso hasta lograr que pingüinos magnéticos formen una fila sin espacio entre ellos y boca arriba; el más ágil mentalmente para recordar el número de las cartas que muestran tus compañeros de juego a gran velocidad; el más astuto y estratega para evitar que te coman los naipes peligrosos carnívoros, protegiendo a otros animales en peligro; o el «pitagorín» por excelencia calculando longitudes a ojo para conseguir que liebres que no saben nadar consigan las doradas zanahorias que esperan en el centro de un lago.

Estos son algunos de los ejercicios que potencian los cerca del centenar de juegos de mesa que el colegio ha prestado este curso a sus alumnos para que los usen en casa con sus familiares. «Son juegos perfectamente seleccionados en función de la edad de los niños para reforzar el aprendizaje de los contenidos que desarrollamos en el aula para cada nivel», añade Serrano.

El colegio tampoco ha olvidado el inglés entre los déficits del alumnado. Con uno de los juegos, dirigido tanto a pre-lectores como a neolectores, se favorece que los estudiantes unan imágenes, palabras sobre las fichas a las imágenes, y palabras sobre las tarjetas de juego que tienen doble cara, una en español y otra en inglés, para que practiquen con los primeros vocablos.

«Proponemos los juegos de mesa como alternativa de ocio en el hogar, para facilitar puntos de encuentro entre la familia y propiciar la comunicación oral. Son un recurso para el desarrollo tanto psicosocial como cognitivo», concluye la directora. Y al final del curso, evaluarán los progresos.