Huesos entremezclados que se enmarañan con la tierra y la cal. Víctimas olvidadas en la historia que desvelan la brutalidad de la Guerra Civil y la dictadura franquista, la venganza, el escarnio y la represión durante una época convulsa, traumática y agitada que dejó heridas difíciles de olvidar, hambre, frío y en muchas ocasiones el peor de los finales: la muerte más cruel.

El primer mapa oficial de fosas comunes de la Generalitat Valenciana es el paradigma de la venganza, la violencia y la falta de libertades. Un total de 77 enterramientos han sido detectados con alrededor de medio millar de cuerpos en diferentes municipios de la provincia.

La Conselleria de Justicia, dentro del programa de memoria histórica, ha desarrollado este proyecto con la colaboración científica de ArqueoAntro y la ayuda de numerosos expertos como arqueólogos, historiadores, cronistas y distintas asociaciones. En la Comunidad Valenciana hay catalogadas 416 fosas aunque la investigación sigue abierta y la previsión es que puedan superar las 500. Según el arqueólogo y director de ArqueoAntro, Miquel Mezquida, «probablemente podamos ampliar estos datos en un tiempo porque seguimos analizando cada uno de los municipios, tanto de la provincia de Alicante, como de toda la Comunidad Valenciana».

En cuanto al número total de víctimas, el arqueólogo ha cifrado en 700 los fallecimientos de la represión franquista y aproximadamente el mismo número para los ejecutados por los republicanos, sobre todo falangistas y militares durante 1936 y 1937. Además, cientos de personas se hacinaban en cárceles, campos de concentración y penales de Alicante en condiciones infrahumanas, según la información que se desprende de los trabajos realizados por historiadores como Miguel Ors y Vicent Gabarda. El caso más representativo es el del poeta Miguel Hernández, fallecido en 1942.

Tras la caída de la República, en el municipio de Alicante se centralizó gran parte de la represión franquista de la provincia, asesinándose a unas 400 personas entre 1939 y 1946, según estos historiadores. El cementerio es uno de los enclaves más estratégicos, donde hay localizadas 41 fosas ubicadas entre el cuadrante 12 y el 19 y donde, en la actualidad, convive el recuerdo a ambos bandos. También hay restos de otras víctimas como las del bombardeo del Mercado Central. Las 36 restantes se dividen entre diferentes poblaciones alicantinas entre las que destaca Alcoy. Allí, tras el Golpe de Estado de 1936, la opresión ejercida sobre sus vecinos fue muy agresiva, con 124 fusilados por el bando de izquierdas durante el primer año de Guerra Civil. Algunas de estas víctimas de la retaguardia republicana y un militar muerto en combate fueron trasladados al Valle de los Caídos. También destaca Elche, donde se encuentra el antiguo panteón a los caídos y la fosa a los republicanos con un mural; o Elda donde las milicias de la retaguardia republicana fueron especialmente virulentas con los denominados «paseos».

En lo que respecta a las acciones cometidas por el bando nacional, la venganza se desarrolló en todas sus dimensiones y atemorizó a toda la población que no comulgaba con el régimen. La mayor parte de los enterramientos en franjas de tierra -un total de 52- pertenecen a la represión franquista durante la dictadura mientras que 18 proceden de actos del bando republicano. Además, hay localizados cuatro casos de bombardeos, una víctima de la transición y dos muertes de combatientes de la contienda, de soldados que se encontraban en los denominados hospitales de sangre.

Vidas arrebatadas por la barbarie

Rosendo García, carpintero de 39 años, había sido un socialista muy implicado. Fue acusado de haber formado parte del pelotón de ejecución que disparó a José Antonio Primo de Rivera. Aunque se demostró que ese día no estuvo en Alicante, fue maltratado, vejado y torturado por miembros de la Falange. El 16 de noviembre de 1939 fue fusilado y su cuerpo acabó en el cementerio de Petrer.

En el municipio de Orihuela se organizaron numerosas ejecuciones por parte de los dos bandos. Como ejemplo, 17 personas fueron asesinadas por los nacionales. Procedían principalmente de Orihuela, Benferri, Jacarilla y Redován. Tras la caída de la República, también en Orihuela, otras 15 personas de Elche y Crevillent fueron ejecutadas tras realizarse un Juicio Sumarísimo y ser sentenciados a muerte.

El 13 de agosto de 1936, cinco guardias civiles fueron tiroteados por las milicias locales en extrañas circunstancias en las calles de Elda. Todos ellos acabaron en fosas comunes, como si de cápsulas del tiempo se trataran, que ponen en evidencia este sangriento y negro episodio de nuestra historia. Vidas arrebatadas por la barbarie, crímenes de lesa humanidad y, en definitiva, ejecuciones arbitrarias y dramáticas.

Tal y como reconoce el arqueólogo y director de la asociación ArqueoAntro, Miquel Mezquida, la mayoría de víctimas que actualmente quedan en las fosas pertenecen al bando republicano, puesto que durante la dictadura las tropas nacionales ordenaron la localización y exhumación de los cuerpos para homenajearlos y ofrecerles una sepultura digna. «Pensamos que a partir de ahora, que vamos a dar a conocer esta investigación y el mapa provincial de las fosas, los familiares de las víctimas que todavía no han sido localizadas, sobre todo los asesinados por el franquismo, querrán identificarlas y dignificar su memoria», según Mezquida. Precisamente, uno de los principales objetivos de los colectivos de Memoria Histórica es este: desenterrar las fosas, dar nombre a los cuerpos y sacarlos para siempre del olvido.

Fosa de Alicante

En el cementerio de Alicante convive el recuerdo a ambos bandos. Destaca el memorial a Miguel Hernández. Tras su muerte en 1942, fue enterrado en el nicho 1009 del camposanto, donde permaneció incluso cuando su hijo falleció en mayo de 1984. En diciembre de 1986 los restos de ambos fueron a una sepultura de alicantinos ilustres donde, en 1987, fue inhumada también su mujer.

Fosa de Elche

Dentro de las fosas de la represión franquista destacan los restos de los represaliados que estaban en el antiguo cementerio de Elche y que fueron trasladados a un osario que se encuentra próximo a las zonas en las que se inhumaron. Allí existe un memorial en el que puede leerse «Enterrados en una fosa común reposan ahora bajo en el osario que se abre bajo esta inscripción».

Fosa de Orihuela

La zona en la que podrían encontrarse los restos de los represaliados en el municipio de Orihuela corresponde al antiguo Cementerio Civil que se encontraba separado del resto del recinto cementerial católico. La asociación ArqueoAntro ha denunciado que no ha podido recibir información de los registros parroquiales en relación a los represaliados por el Franquismo.

Fosa de Dénia

Entre los días 6 de octubre y el 28 de noviembre de 1939 fueron fusiladas en Dénia un total de 49 personas, según los estudios de Vicent Gabarda. Tras la exhumación parcial de las diferentes sacas de represaliados que se encontraban en el antiguo Cementerio Civil, 17 víctimas fueron trasladadas a una fosa del patio principal del camposanto. Otros restos óseos fueron a parar al cementerio El Verger.

Fosa de Elda-Petrer

El cementerio de Elda acoge una fosa de la represión de la retaguardia republicana con una lápida a la memoria de los cinco guardias civiles que dice «Asesinados por la horda roja el día 13 de agosto de 1936». En Petrer, está enterrado Rosendo García, gran defensor de la Segunda República, que fue fusilado en 1939 en la tapia del cementerio tras un Juicio Sumarísimo que fue instruido en el municipio.